“UNA
APROXIMACION A LA
PROBLEMÁTICA SOCIAL FUEGUINA”
LOS
ASENTAMIENTOS IRREGULARES EN LA CIUDAD DE USHUAIA Y SU IMPACTO SOCIO-AMBIENTAL
Érica M. Turin De La Llosa
Introducción
El déficit habitacional
no es un fenómeno nuevo en Tierra del Fuego. La regularidad de los flujos
migratorios y el sostenido crecimiento demográfico de los centros urbanos desde
la implementación de políticas públicas orientadas precisamente a favorecer el
poblamiento junto a la demora del Estado en la ejecución de planes de
urbanización han generado condiciones que dificultan el acceso a una vivienda
digna. Más aún, amplios sectores de la población se ven directamente
imposibilitados de satisfacer esta necesidad vital. En este contexto, la
“ocupación ilegal de tierras fiscales” se fue configurando desde los años 80
como una práctica regular, consentida por los poderes públicos.
Entonces nos
preguntamos: ¿por qué hoy se habla de “crisis”, “emergencia” o “desorden”
cuando el déficit habitacional y el crecimiento no planificado han sido
constantes en las últimas décadas? ¿Por qué diferentes actores de la sociedad
civil –ciudadanos y asociaciones civiles- manifiestan una fuerte preocupación
frente a las invasiones y compras ilegales de terrenos públicos cuando estas
prácticas caracterizaron la dinámica del crecimiento urbano? ¿Qué condiciones
llevan a visualizar el presente como “un punto de inflexión” o alimentan
visiones casi apocalípticas de la realidad social y ambiental? En definitiva,
nos preguntamos ¿qué es lo nuevo que aparece en escena que genera un clima
de inquietud y malestar social?
La preocupación por el
tema llegó a las aulas de la Universidad. Entre el desconcierto y la
perplejidad frente a la multiplicidad de voces y discursos encontrados y la
necesidad de comprender una problemática que nos afecta directamente como
ciudadanos e integrantes de esta comunidad y como futuros profesionales del
Turismo, decidí abordar sistemáticamente el tema.
El primer momento de la
metodología utilizada en esta aproximación consistió en reunir un conjunto de
estudios que ofrecieran información sobre la problemática de los asentamientos
irregulares vinculados a los procesos migratorios en otros contextos, tanto en
el marco nacional como internacional. Este análisis permitió conocer que ningún
país del mundo ha logrado organizar de manera eficiente y equitativa su
política de vivienda y el desarrollo urbano en general; además, se observó que
el fracaso, la mayor parte de las veces, proviene de pensar únicamente en las
familias más pobres, sin tomar en cuenta que las familias de ingresos medios
tampoco tienen resuelto su problema habitacional. (Casanueva 1991). Por otro
lado, el examen de algunas experiencias en materia de vivienda en otras
ciudades de Argentina (Otero 2004) como así también en México (Casanueva 1991)
y en India (Chattherjee 2007) permitió identificar semejanzas y diferencias con
el caso de Tierra del Fuego. Más allá de las especificidades de cada uno,
sorprendió encontrar una serie de factores comunes y sobre todo similitudes en
las prácticas de ocupación ilegal.
Los materiales teóricos
seleccionados ofrecieron además herramientas de análisis adecuadas –conceptos y
enfoques- para pensar las relaciones entre el Estado y la sociedad en la
política contemporánea. La selección y sistematización de esta información
permitió construir el objeto de estudio como un escenario en el que se
identificaron actores, prácticas, relaciones, discursos políticos, modalidades
de organización colectiva, políticas públicas, espacios de diálogo y
negociación, intereses y estrategias de los distintos actores.
Algo que sorprendió fue
la amplia recepción que tuvo esta visión de la problemática abordada en la
cátedra de Historia Social Argentina cuando se publicó el trabajo en un diario
local. Quizás es debido a que nuestro punto de vista académico “intenta” la
neutralidad y los lectores están acostumbrados a opiniones políticas siempre
sesgadas o visiblemente interesadas. Ofrecemos entonces una nueva lectura de un
problema muy sensible a la comunidad toda.
Dinámica migratoria y calidad de
vida
Creo
prudente especificar desde qué perspectiva tomaremos el término “demografía”:
la podemos concebir no sólo como la disciplina que estudia desde el punto de
vista cuantitativo las variaciones y características de los fenómenos
demográficos sino también como un campo en el que se reflejan formas profundas
–esencialmente políticas en el sentido antropológico del término- de
organización de la sociedad y de los derechos de los individuos. (Otero 2004:
73)
Ante
esto no podemos dejar de hacer referencia a Velázquez quien en el libro “El mosaico argentino” de Hernán Otero,
define que la calidad de vida[1]
es resultante y generadora de procesos y aunque está muy ligada a la “pobreza”[2]
ambas hacen referencia a fenómenos relacionados pero diferentes entre sí. Es
decir que mientras la pobreza se mide desde un “piso”, la calidad de vida se
mide con respecto a un “techo”. Mientras el piso de la pobreza es relativamente
fijo pues apunta a la satisfacción de las necesidades básicas, el techo de la
calidad de vida es variable y ascendente ya que la escala de valores y las
expectativas cambian. El incremento del consumo no implica necesariamente mejor
calidad de vida, no hay que confundir los conceptos de “calidad de vida” con
“nivel de vida”, esta última hace referencia al nivel de consumo y a la
adquisición de bienes y servicios. (Velásquez 2004: 174)
Haciendo
una relación entre la dinámica migratoria interna y los niveles de calidad de
vida en nuestro país, se configuró un reagrupamiento de las provincias en
función de la primera. La dinámica migratoria ínter censal (1980-1991) permite
definir cuatro grupos:
- Las claramente expulsoras: Nordeste excepto Misiones y en el Noroeste Santiago del Estero y Tucumán.
- Las ligeramente expulsoras: Jujuy y Salta en el Noroeste, San Juan y Mendoza en Cuyo y por último Entre Ríos y Capital Federal.
- Las ligeramente receptoras es el grupo más amplio e incluye áreas como Buenos Aires y Río Negro que junto con las provincias relacionadas con la promoción industrial (San Luis, Catamarca, La Rioja) lo conforman.
- Finalmente el grupo fuertemente receptor está circunscripto a provincias patagónicas muy dinámicas: Tierra del Fuego, Santa Cruz y Neuquén. (Velásquez 2004: 189)
La imagen que podemos formarnos en este
análisis es asociando las zonas expulsoras (tipo 1 y 2) con bajos niveles y las
receptoras (3 y 4) con niveles más altos. Esta idea preliminar se correspondió
parcialmente con la realidad, pero no en su totalidad pues como se sabemos el crecimiento
demográfico produce problemas que afectaría directamente a la población,
particularmente en lo que respecta a la disponibilidad de viviendas, servicios,
oferta educativa, salud, etc. Paradójicamente las zonas con crecimiento
negativo no exhibieron condiciones de vida más adversas que las demás, es decir
que la relación crecimiento demográfico y calidad de vida es débil. (Velásquez
2004: 190)
Otra
característica demográfica que se puede destacar es que la oportunidad de uso
de bienes y servicios resulta inversa a su accesibilidad, es por ello que la
estructura de ocupación del espacio tiende a reproducir y yuxtaponerse a la
estructura social. Los sectores sociales de mayores ingresos y riquezas ocupan
en la distribución espacial, las zonas más privilegiadas (céntricas) en
términos de localización y acceso a servicios; en tanto que las clases populares
se concentran en las zonas urbanizadas más marginales y de difícil
accesibilidad (periferias). (Velásquez 2004: 175)
Experiencias internacionales en materia de vivienda
Como
hemos detallado anteriormente el crecimiento demográfico y los flujos
migratorios son factores que gravitan la dificultad en la adquisición de la
vivienda. Me parece importante hacer una breve referencia de la problemática
habitacional de otros países para poder acercarnos al caso de Ushuaia.
Es
sorprendente encontrar que ningún país del mundo ha logrado solucionar este
problema. En Europa occidental, Estados Unidos, en los países del bloque
socialista, en los de reciente industrialización del sudeste asiático y en el
resto de los países de América Latina, la vivienda es un problema aún no
resuelto. (Casanueva 1991: 111)
Aunque
los países desarrollados no han enfrentado el problema del crecimiento
demográfico explosivo y urbanización acelerada, también han tenido muy graves
dificultades para organizar de manera eficiente y equitativa su política de
vivienda y el desarrollo urbano en general. Es importante recalcar que la
política de vivienda debe incluir a todos los segmentos demandantes, pues en el
caso de relegar a alguno de ellos, se corre el riesgo de sufrir efectos contrarios
a la intención de la política. El fracaso, la mayor parte de las veces,
proviene de pensar únicamente en las familias más pobres, sin tomar en cuenta
que las familias de ingresos medios no tienen tampoco resuelto su problema
habitacional. (Casanueva 1991: 112)
Actualmente
la tendencia mundial en esta materia se dirige a eliminar la acción directa del
gobierno sobre los mercados para concederle un papel regulador. La política de
vivienda se instrumenta, cada vez más, a través del marco regulatorio y de
estímulos adecuados que incentiven la inversión, confiándole a la iniciativa
privada la mayor parte de las acciones. (Casanueva 1991: 113 y 114)
En
el caso de los grupos de más bajos ingresos, los gobiernos de los países
desarrollados con frecuencia apoyan a éstos a través de la vivienda privada en
renta, transfiriendo subsidios directos a los inquilinos de manera tal que este
segmento es también atendido por el sector privado. En los países en vías de
desarrollo, es también el sector privado quien satisface la demanda de vivienda
en los sectores más pobres, sólo que a través de la autoconstrucción realizada
por los propios recursos familiares. En este último caso, la vivienda varía en
cuanto a su calidad de acuerdo con los niveles de ingreso dentro de este
sector. (Casanueva 1991: 129)
Por
último, respecto a la provisión privada vale la pena reiterar la importancia de
la existencia de un marco regulatorio que estimule la inversión para que los
mercados privados favorezcan la vivienda sobre otras posibles inversiones. El
marco impositivo debe ser adecuado para incentivar la inversión y si no la
promueve, por lo menos no debe tratarla diferencialmente con respecto a otros
sectores. Este tipo de políticas son provechosas para las familias de ingresos
medios y altos, sin embargo implican cierta pérdida recaudatoria, de ahí
proviene la oposición en muchos países en vías de desarrollo de seguir las
mismas. (Casanueva 1991: 133 y 134)
Las
experiencias internacionales en esta materia muestran primordialmente que no
existe un modelo o camino único a seguir para solucionar esta problemática
habitacional, en todos los casos se muestra que el gobierno no puede
desentenderse de ésta en la medida en que subsista un problema de ingresos. Es
decir, mientras existan núcleos de población pobres, para los cuales no es
posible acceder a una vivienda, el gobierno debe jugar un papel activo, ya sea
garantizando, incentivando, dando créditos o incluso construyendo unidades
básicas o estructurando programas de lotes y servicios. (Casanueva 1991: 158)
El problema de la vivienda en México
Es
evidente que la causa más profunda del problema de la vivienda radica en el
hecho de que la mayor parte de la población se ve imposibilitada de acceder a una
vivienda digna en virtud de no contar con el ingreso requerido para
ello. (Casanueva 1991: 9 y 10)
A
diferencia de otros países en vías de desarrollo, e incluso de algunos
desarrollados, en los que se observan grupos de población que carecen
estrictamente de una habitación, en México lo que suele suceder es que aquellos
sectores que no son capaces de demandar vivienda en forma efectiva, optan por
aceptar espacios habitacionales que no cumplen con los requisitos mínimos de
una vivienda digna. Esta población no encuentra otra alternativa que invadir o
comprar ilegalmente terrenos ejidales o comunales, ubicarse en tierras del
gobierno o en litigio, o convertirse en víctimas de fracciones ilegales. En
general han auto construido su vivienda en condiciones muy precarias. La
composición laboral de este grupo es muy diversa, en algunos casos el jefe de
familia cuenta con relativa estabilidad laboral, pero con mucha más frecuencia
esto no es así, en su mayoría no cuentan con una fuente fija de ingresos y no
disfrutan de las formas establecidas de seguridad social, lo que reduce aún más
sus oportunidades de acceder a los mecanismos institucionales de crédito.
(Casanueva 1991: 15, 16, y 17)
Estos
mecanismos se han constituido en un móvil de control y manipulación política y
en uno de los ejes principales del movimiento urbano popular. Un hecho que se
ha observado repetidamente, es que en el acceso al terreno han predominado los
factores políticos sobre los económicos. La tolerancia de las autoridades en
cuanto a la formación de fraccionamientos ilegales, por ejemplo, se han dado
con frecuencia a cambio de reclutamiento para las votaciones y los actos
políticos o mítines. Es sintomático el hecho de que la venta y la ocupación de
la tierra se hayan dado sobre todo durante períodos de elecciones. (Casanueva
1991: 21)
La
relación entre los pobres de la ciudad y el gobierno se dio sobre la base de
demandas específicas, mediadas generalmente por un líder local al que con
frecuencia se lo identificó como “cacique urbano”; una especie de señor feudal
que favorece a su séquito, actúa sin pedir opinión a nadie, negocia como
gobernante y sirve como intermediario. El cacique urbano fue en muchos casos el
comisario ejidal que favoreció y toleró las invasiones ilegales, o se dedicó a
vender lotes de fraccionamientos clandestinos o “permisos” para ocupar
terrenos. Por lo general este tipo de líder consolidó su prestigio y su poder
al gestionar exitosamente ante el gobierno la incorporación de servicios
urbanos básicos y la regulación de la tenencia del terreno. Para esto usó sus
contactos en el gobierno y su influencia personal. Su papel de intermediación
administrativa se fusionó con la intermediación política, garantizando la
incorporación de colonos a las filas partidarias. (Casanueva 1991: 38 y 39)
El problema de la vivienda en la India
Entre
las décadas de 1970 y 1980 la India se vio brutalmente transformada en su
estructura socioeconómica por efectos combinados de la democracia y el
desarrollo económico. El incremento de la población en las grandes ciudades
debido a la inmigración proveniente de las áreas rurales generó condiciones
sociales de índole explosivas, disturbios políticos, aumento de la
criminalidad, déficit habitacional de viviendas, invasiones y desastres
naturales. Proporcionar hogar, desagüe, agua, electricidad, transporte,
educación, servicios de salud, etc., a estos nuevos sectores pobres se
convirtió en la principal preocupación de muchos planes de desarrollo
gubernamentales, casi siempre financiados por el gobierno central o por el
apoyo de instituciones internacionales como el Banco Mundial. La premisa es
acomodar la creciente población carente de recursos, dentro de las estructuras
de la vida urbana para así descomprimir en su límite su capacidad de absorción.
(Chatterjee 2007: 271 y 272)
Es
obvio que los proyectos urbanos tuvieron que asumir que grandes sectores vivían
y seguirían viviendo sin títulos de propiedad legítimos sobre sus viviendas, ni
sobre el terreno donde las asentaban. Debieron enfrentarse a la necesidad de
proveerlos de los servicios básicos, escuelas, centros de salud, etc. Hasta las
compañías eléctricas tuvieron que negociar tarifas colectivas con el objeto de
disminuir las pérdidas por robo de energía. (Chatterjee 2007: 272)
Es
en esta instancia que podemos hacer dos distinciones entre “ciudadanos” y
“grupos de población”, éstos últimos son categorías empíricas de personas con
características sociales y económicas específicas a considerar por las
políticas gubernamentales de bienestar social. Los grupos de población derivan
de proyectos enfocados hacia problemáticas variadas, cada proyecto concreto o
política que lo delimita, identificará y convertirá en categorías a grupos de
población diferentes, definiéndose su tamaño y características a través de
censos y otras herramientas administrativas. (Chatterjee 2007: 273 y 274)
Al igual que en México
se podía encontrar un líder que también actuaba de negociador en nombre de la
“gran familia”, como se autodenominaban. Dentro de la comunidad ejercían el
control y poder a veces atribuida por el sólo hecho de poseer una mera
instrucción educativa que los diferenciaba del resto. Estos personajes hacían
frente al poder de policía en nombre de la comunidad, pero el fondo real era un
negocio en el que llegaban a manejar más de doscientas viviendas en alquiler. (Chatterjee 2007: 124, 125,126 y 128). Esta inserción de los pobres en
la vida electoral del país, permitió contar con una nueva potencial arma de
negociación, recurso estratégico y de presión hacia el gobierno a través del
voto. (Chatterjee 2007: 277)
Es interesante el hecho
de que los habitantes de esos grupos de población reconocen que la apropiación
del terreno público los enmarca en la ilegalidad, pero esgrimen su derecho al
acceso a una vivienda o a medios de vida dignos que a través de la asociaciones
(instrumento colectivo) por ellos creadas. Son personas sin techo bajo la línea
de pobreza, refugiados, trabajadores esporádicos, campesinos sin tierra, etc.
Categorías demográficas propias de la gubernamentalidad. Encuadrados en ella,
asumen ante el Estado una identidad que los define y los caracteriza y desde
donde hacen oír sus reivindicaciones (poder de la indigencia). Por ende es
lícito hacer una distinción entre los derechos sustentados legalmente (rights): ellos afectan a los ciudadanos
que sí poseen título de propiedad legal, que son susceptibles de expropiación y
con obligación de pago, éstos actúan dentro del marco de la ley y estarían
protegidos por ella. Los derechos adquiridos por el uso continuado (entitlements): es aquí donde se plantea
la problemática de cómo convalidar estos dos tipos de derechos e
identificarlos, para que la asistencia llegue a las personas correctas. (Chatterjee 2007: 131)
El problema de la vivienda en Ushuaia
Como
definiéramos precedentemente, Tierra del Fuego es una de las provincias
agrupadas como fuertemente receptora de flujos migratorios. Es por ello, que el
crecimiento demográfico de Ushuaia está dado más por este proceso que por el
propio crecimiento vegetativo. También es notable como éste no estuvo ni está
directamente relacionado con el mejoramiento de la calidad de vida de la
ciudad, sino por el contrario se transformó de un problema de vivienda en una
problemática socio-ambiental.
Cuando
nos preguntamos qué seduce a estos inmigrantes para trasladarse hasta aquí,
creo que su situación geopolítica incide en ello, al ser un área de frontera,
con ciertos privilegios o prerrogativas. El marco se definió en la década del
70 con la Ley
19.640 de Promoción Económica que favoreció el crecimiento del sector
industrial. Tres décadas después, tras la crisis que afectó al sector
determinando el cierre de fábricas, la actividad turística fue configurándose
como uno de los sectores más dinámicos de la economía. La masiva construcción
de hoteles y la demanda de mano de obra para los servicios turísticos
contribuyeron en los últimos años a sostener los flujos migratorios hacia
Tierra del Fuego.
Otro elemento nuevo es
la creciente preocupación de los ciudadanos en general y de técnicos de
diferentes organismos públicos por los efectos irreversibles de la ocupación
espontánea de tierras en sectores no previstos para la urbanización[3].
Entre los aspectos recurrentemente señalados, se encuentran los siguientes:
- La creciente contaminación de las cuencas hídricas, tanto la del Arroyo Grande en el Valle de Andorra que provee de agua potable a una gran parte de la ciudad como la del Arroyo Buena Esperanza, considerándose críticas la zona hotelera de la cuenca media, la correspondiente al centro de esquí alpino y la cuenca baja (Urciolo e Iturraspe 2005).
- La ocupación de las laderas de montaña por encima de los niveles topográficos admisibles y la degradación de los bosques que acelera los procesos de erosión y conlleva riesgos de deslizamientos, derrumbes y avalanchas, especialmente en casos de sismo (Informe del Consejo Provincial de Medio Ambiente, noviembre de 2007)
- El acelerado deterioro del ambiente urbano y del paisaje que constituye un importante recurso turístico.
Estas voces de alarma
pueden ser interpretadas como una señal positiva de fortalecimiento de la
conciencia de los riesgos ambientales y del retroceso en la “calidad de vida”
de los habitantes aún cuando en Tierra del Fuego el “nivel de vida” siga
siendo, de acuerdo a los índices de nivel de consumo, más elevado que en la
mayor parte de las provincias argentinas.
Se
plantea en estos momentos un punto de inflexión
tanto desde lo ambiental como desde lo social. El Estado como poder de
policía se ha visto desbordado y las contradicciones y disputas entre los
poderes públicos son frecuentes.
Un
factor común con los casos de México y la India es el clientelismo político que
se ve incrementado en los períodos electorales. Dada las condiciones de
precariedad de estos grupos de población y su condición de auto-constructores
de su vivienda, reciben beneficios y permisos a través de negociaciones
continuas con los denominados “referentes barriales” (mediadores). Es preciso
señalar que según las estadísticas de los informes municipales, el mayor porcentaje
de residentes en estos asentamientos son argentinos y que también se
registra población procedente de
Bolivia, Perú y Chile.
Una
pregunta importante es: ¿cómo se insertan estas unidades familiares en la
sociedad ushuaiense? Si bien el Estado debe asegurar los servicios de salud,
escolaridad, transporte, etc., resulta muy difícil concretarlo aunque se les da
prioridad por considerarlos de “bajos recursos” y se relega a la población de
“medios recursos”.
Es así que resulta
evidente una división en la comunidad entre los que están a favor de las
“usurpaciones” y los que están en contra. Estos últimos reclaman el respeto del
orden legal que, aún con sus imperfecciones, vacíos y omisiones, permite
regular la convivencia. Nucleados en un frente conformado por asociaciones
civiles y ambientalistas elevaron más de 13.000 firmas contra la polémica
legislación que legitima las ocupaciones irregulares.
También
se ve que algunas familias de clase media han tratado de llegar a la vivienda
por el camino de la legalidad, pero el incremento del valor de los alquileres,
la falta de financiamientos del sector privado para la obtención de créditos
hipotecarios, el tiempo de espera en la adjudicación de una vivienda por parte
del Estado, son factores que fomentan las invasiones y adquisiciones ilegales.
Como lo recalcáramos precedentemente: “la mayor parte de la población se ve
imposibilitada de acceder a una vivienda digna”, y esta es una realidad
que excede a nuestra ciudad como vimos en los casos de México y la India.
Conclusiones
Podemos
concluir que cuando se trata de implementar políticas de vivienda se debe tener
en consideración a todos los segmentos de población y no sólo contemplar los de
bajos recursos, pues reiteramos: “la mayoría de la población no puede acceder a
una vivienda digna en virtud de no contar con el ingreso requerido para ello”.
Al
parecer la solución al problema de vivienda empieza siempre por la seguridad en
la tenencia de la tierra, que representa el principal motivo para invertir a lo
largo del tiempo y ahorrar a través del mejoramiento de la misma. También
conlleva a un sentimiento de arraigo con el lugar, liberándose toda una serie
de energías y motivaciones que redundan significativamente en la calidad de
vida de esa familia, convirtiéndose en una vivienda digna en todos los
aspectos. (Casanueva 1991: 19, 130 y 138)
Para
comprender esta problemática de índole mundial, considero importante el aporte
de Partha CHATTERJEE, una de las figuras más importantes de la ciencia política
contemporánea, a cuya obra -“La nación en tiempo heterogéneo”- hemos recurrido para conocer la situación
habitacional de la India. El autor
establece una importante distinción entre la noción clásica de “sociedad civil”
y la noción que él propone de “sociedad política”. El primero alude a los
ciudadanos como un colectivo homogéneo y postula la igualdad de derechos y
garantías para que la ley sea aplicable a todos por igual. El autor sostiene
que este modelo ha fracasado y plantea una nueva visión política en la que la
sociedad aparece configurada por grupos fragmentados que poseen intereses y
necesidades particulares, advirtiéndose una heterogeneidad de derechos
sociales. (Chatterjee
2007: 272)
Desde
esta visión se explica también por qué el Estado no ha tenido otro recurso que
la paralegalidad en la resolución aparente a algunas situaciones y muchas veces
se ha desviado del cumplimiento de las normas. Sin embargo, creemos que no se
puede premiar al que cumple sino castigar al infractor y no olvidar que todos
tenemos también “obligaciones cívicas” y no sólo “derechos”.
Este
tipo de gubernamentalidad genera un campo de negociación continuo entre las
autoridades y los grupos de población. (Chatterjee 2007: 275 y 276)
Finalmente
se plantea la pregunta: ¿Qué es lo nuevo que aparece en escena?
Las fuentes consultadas
permiten identificar algunos factores que han incidido en los últimos años en
el aumento de las ocupaciones o adquisiciones ilegales:
- La insuficiencia de infraestructura de vivienda y de servicios básicos para dar respuesta a la gran demanda habitacional y la falta de normativas específicas, planes reguladores y decisiones oportunas respecto a la ocupación espontánea de tierras y al uso de los recursos. (Urciolo e Iturraspe 2005)
- La inadecuación de los mecanismos de financiamiento disponibles para responder a la demanda potencial de vivienda.
- La incapacidad del Estado de satisfacer a través de los financiamientos subsidiados la necesidad de vivienda de los grupos de población que por sus características no califican para acceder a los mecanismos institucionales de crédito.
- El aumento del valor de los alquileres.
- La intervención de factores políticos: la tolerancia de las autoridades en cuanto a la formación de asentamientos ilegales se vincula en algunos casos a estrategias de reclutamiento para los comicios. Resulta sintomático que la formación de nuevos asentamientos coincida con los períodos de elecciones.
- La emergencia de líderes o referentes que actúan como intermediarios, negociando con las autoridades y gestionando los beneficios de la política gubernamental. Este papel de intermediación administrativa se fusiona en ocasiones con la intermediación política orientada a garantizar la ampliación de las filas partidarias.
- La organización colectiva de los ocupantes ilegales que aspiran a ser reconocidos como “barrios” y reclaman la “tenencia segura de la tierra” en áreas que resultan inapropiadas para el uso residencial.
- La configuración de nuevos espacios de diálogo y negociación entre los representantes de los asentamientos irregulares y del gobierno. La Mesa Institucional creada por la Ley 746 de Emergencia Habitacional ha funcionado en la Legislatura como ámbito de discusión entre las organizaciones de la sociedad política -Foro Social Urbano-, algunas asociaciones de la sociedad civil, funcionarios del ARI y representantes de organismos del Estado provincial y municipal.
- Las diferentes posturas de los poderes públicos frente al problema: mientras el gobierno provincial implementa políticas de distribución del bienestar a la población de los asentamientos (servicios de agua y luz, subsidios de gas y certificados de domicilio), el Ejecutivo municipal de Ushuaia ha mantenido la postura de no participar en la Mesa Institucional y de seguir ejerciendo su poder de policía para la custodia de las tierras fiscales a través de una serie de operativos de desarme de viviendas.
El Estado tiene la
obligación de asistir a la población de bajos recursos. Sin embargo, la
legitimación de las ocupaciones irregulares por las autoridades amenaza toda la
estructura legal de la propiedad.
Esta legitimación genera
desconcierto y malestar social, especialmente en los sectores de ingresos bajos
y medios que no han logrado resolver el problema de la vivienda y que aún
debiendo afrontar el alto costo de los alquileres han optado por la vía de la
legalidad.
Por último, no podemos
dejar de observar la relación entre la problemática social analizada y el
crecimiento del turismo. Tierra del Fuego como destino turístico en proceso de
integración al mercado internacional se ha convertido en los últimos años en un
polo de atracción de inmigrantes que se insertan en la sociedad desde el
segmento de mano de obra en la industria de la construcción y de los servicios.
Reconociendo que la actividad turística es uno de los catalizadores de la
inmigración a la provincia, resulta evidente la necesidad de incluir el
componente social en el diseño de las políticas turísticas como así también
de elaborar e implementar estrategias conjuntas entre las distintas áreas de
gestión del Estado provincial y municipal.
Las políticas públicas
deben generar condiciones que aseguren la satisfacción de las necesidades
vitales, tanto las que tienen relación con la vida física como con la vida
moral de los seres humanos. Asimismo, deben ofrecer alternativas para
contrarrestar los efectos de las intervenciones no planificadas,
particularmente del uso irresponsable de la tierra y de los recursos naturales
que degradan el ambiente, afectando la calidad de vida de la población y la
estética del paisaje urbano. Por su parte, las estrategias deben orientarse a
propiciar cambios en las actitudes a través de la formación de la conciencia
cívica y ambiental y no limitarse a programas de “embellecimiento urbano” que
además de ser coyunturales desvirtúan el sentido del deber premiando acciones
que deben ser reconocidas como obligaciones por parte de las personas que
componen una comunidad.
Considerando que el
turismo debe contribuir a la sustentabilidad social en Tierra del Fuego, el
propósito fue ofrecer algunos elementos para ampliar la reflexión sobre una
problemática que nos concierne a todos en tanto compromete decisivamente
nuestro futuro como comunidad y como destino turístico.
Bibliografía y otras fuentes
- CASANUEVA, Cristina,
1991. Vivienda y Estabilidad Política,
Centro de Investigaciones para el Desarrollo, A.C. (CIDAC), México.
- CONSEJO PROVINCIAL DE
MEDIO AMBIENTE, 2007. informe sobre recientes ocupaciones en laderas de montaña
de la ciudad de Ushuaia
- CHATTERJEE, Partha,
2007. La Nación
en Tiempo Heterogéneo, Ed. IEP, CLASCO, SEPHIS, Perú.
- OTERO, Hernán, 2004. El mosaico argentino, Ed. Siglo
Veintiuno de Argentina Editores, Buenos Aires.
- URCIOLO, Adriana y
Rodolfo ITURRASPE, 2005. “Ordenamiento hídrico de las cuencas de fuentes aptas
para provisión de agua potable a la ciudad de Ushuaia”, en Actas del XX
Congreso Nacional de Agua, Mendoza.
Artículos de prensa
- Artículo de prensa
publicado por el Diario del Fin del Mundo, 02 de junio de 2008. Referente acto
de repudio por la
Resolución del Ministerio de Gobierno N°256/08.
- Artículo de prensa
publicado en el diario El Imparcial, 12 de junio de 2008, Pág. 10. Referente al
Barrio “El Escondido” el desarrollo de un asentamiento irregular.
- Artículo de prensa
publicado por el diario El Diario del Fin del Mundo, 10 de junio de 2008.
Referente a la petición de la tenencia de la tierra en propiedad por parte de
ocupantes ilegales.
- Artículo de prensa
publicado en el diario El Imparcial, 12 de junio de 2008, Pág. 11. Referente a
diferencias entre los vecinos de dos asentamientos irregulares.
- Artículo de prensa
publicado por el diario El Diario del Fin del Mundo, 23 de junio 2008.
Referente a declaraciones de la
Gobernadora de la Provincia, Fabiana Ríos, sobre la ilegalidad de
los ocupantes de terrenos fiscales.
- Artículo de prensa
publicado por el diario El Diario del Fin del Mundo, 14 de octubre de 2008.
Referente al discurso que el Intendente de Ushuaia, Federico Sciurano,
realizará en Conmemoración del 124° Aniversario de la ciudad.
Fuentes administrativas
- Informe de la
Municipalidad de Ushuaia sobre el relevamiento realizado en el asentamiento “No
me olvides” en el mes de febrero de 2008. Nota N°099/08- Letra: Depto Social.
- Planillas de datos del
relevamiento realizado por la
Municipalidad de Ushuaia en el asentamiento “El Escondido” en
octubre de 2007.
- Programa de
Saneamiento, Ordenamiento y Recuperación Urbana de la Vertiente Sudoccidental
del Valle de Andorra de la
Municipalidad de Ushuaia, septiembre de 2008.
- Ley Provincial Nº 766.
- Mapa con la
distribución geográfica de los asentamientos irregulares – Municipalidad de
Ushuaia, Octubre de 2008.
- Boletín Oficial de la Provincia, Resolución
del Ministerio de Gobierno, Coordinación General y Justicia Nº 256/08.
[1] Guillermo VELAZQUEZ
(2004: 174) define: “La Calidad de Vida es una medida de logro respecto de
un nivel establecido como óptimo teniendo en cuenta dimensiones socioeconómicas
y ambientales dependientes de la escala de valores prevalecientes en la
sociedad y que varían en función de las expectativas de progreso histórico”.
OTERO, H., El mosaico argentino.
[2] Pobreza: es una
medida de carencia de quienes no llegan a alcanzar un umbral mínimo
establecido. Estos umbrales pueden reflejar situaciones coyunturales (Línea de
Pobreza) o estructurales (índice de Población con Necesidades Básicas
Insatisfechas) Cf. VELAZQUEZ, G., 2004:174.
[3] En estos últimos
años se ha visto disparado e incontrolado el crecimiento poblacional y por ende
estos asentamientos irregulares. No se ha respetado el límite de crecimiento
urbano, establecido en la cota 125 por los técnicos de recursos hídricos,
superándose el mismo y poniéndonos a todos en una situación de “riesgo
hídrico”.
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