“FEDERACIÓN Y FERIA DE COMUNIDADES EXTRANJERAS DE
COMODORO RIVADAVIA: IDENTIDAD, DISCURSOS Y PRÁCTICAS
1989-2009”.
José Guillermo Williams.
Introducción
La
Feria de Comunidades Extranjeras de Comodoro Rivadavia es una fiesta que en los
últimos años se ha enarbolado como el evento cultural más importante de la
ciudad, desplazando en importancia a muchas otras y cobrando un protagonismo
creciente tanto localmente como a nivel provincial, prácticamente
convirtiéndose en la fiesta oficial de la localidad. Pero también ha surgido
como la práctica más visible y masiva de un discurso identitario que se forja
desde los comienzos de la ciudad, y que encumbra a la figura del inmigrante como el icono identitario y
representativo primario de lo que es ser
comodorense.
Las identidades locales y sus
discursos se resignifican con el tiempo y con los diversos procesos que dicha
sociedad sufre, débase a cambios internos como externos que se adscriben en su
contexto. En este proceso se circunscriben los ámbitos regionales, nacionales y
también mundiales. Como ha señalado Renato Ortiz (Ortiz, 2002), la relación
entre lo local, lo nacional y lo global, es íntima, y fue intensificada
exponencialmente desde la culminación del llamado proyecto de globalización económica y mundialización cultural, en
las últimas décadas del siglo XX y los primeros años del XXI. A su vez, las
distintas identidades en el seno de una sociedad pueden disputarse una mayor
representatividad, deviniendo a veces en un rol hegemónico, que opaca otras
identidades, iconos, fiestas o símbolos locales.
En este trabajo quiero trabajar tres aspectos de la Federación de
Comunidades Extranjeras. En primer lugar, analizar el discurso de la Federación: sus
principales elementos y argumentos, su cohesión interna y la puja que lleva a
cabo por la representación cultural e identitaria de la ciudad. Seguidamente,
analizaré brevemente los espacios –sociales, físicos y simbólicos- que ocupa la Federación y sus
diversas actividades, para finalmente trabajar sobre la feria misma, vista como
la más importante práctica y la más importante exteriorización de este
discurso.
Este análisis surgió como fruto del trabajo sobre
diversas fuentes, tales como las actas de sesiones de la Federación de
Comunidades Extranjeras, los volantes repartidos en los diversos eventos, entrevistas
a sus miembros y observación directa de los eventos descritos y trabajados,
durante el periodo 2003-2008.
A su vez, he utilizado grabaciones en video de eventos de la década de 1990 para
su estudio y comparación con las más recientes.
Los grupos étnicos y asociaciones en Comodoro Rivadavia. Breve historia
de la Federación de Comunidades Extranjeras.
La presencia de los grupos étnicos extranjeros ha sido siempre sumamente fuerte en
Comodoro Rivadavia. En los primeros años de la existencia de la ciudad, la
amplia mayoría de su población era de origen europeo, asiático o de países
limítrofes (Torres, 1995; Marquez y Palma Godoy, 1993), siendo los nacidos en
territorio argentino una verdadera minoría. El flujo migratorio continuó hasta
la mitad del siglo veinte, siendo sus puntos más fuertes a principio del siglo
y en la primera posguerra. La segunda posguerra significó el último flujo
migratorio importante al país, principalmente desde una Europa asolada por la
segunda guerra mundial.
Los
grupos étnicos comenzaron a conformar asociaciones ya desde 1910, con el
objetivo de socorrer a los recién llegados de su propia nacionalidad, así como
generar un espacio de reunión y entretenimiento. Para la década de 1940 la
mayoría de las colectividades europeas poseían su asociación, algunas con
espacio físico propio y otras no, pero manteniendo su función asistencial y
aglutinadora. Durante estos años su actividad social era muy importante, se
organizaban eventos deportivos, bailes, fiestas y eventos culinarios; las
comisiones directivas estaban conformadas por personalidades locales de un
reconocido estatus social. Las principales fuentes de la época, como la edición
del diario El Rivadavia del “25 Aniversario de Comodoro Rivadavia”, o el
“Cincuentenario de Comodoro Rivadavia” (de 1951) editado por el mismo diario,
incluyen a estas asociaciones entre los clubes sociales de mayor renombre de la
ciudad, dedicando a las mismas una extensa cantidad de páginas en las que
narran su historia, sus comisiones directivas y sus actividades
Las siguientes décadas vieron un cambio en sus
actividades; el flujo migratorio había cesado, por lo que las asociaciones
pasaron a tener el rol de preservar los rasgos identitarios de sus
nacionalidades, así como de nuclear a los inmigrantes y sus descendientes, que,
como argentinos, conformaban ahora la amplia mayoría de la población local.
Consiguientemente, el cambio generacional comenzó a alterar la conformación de
las asociaciones, los inmigrantes comenzaron a ser la minoría mientras sus
hijos y nietos tomaban las riendas y comenzaban a desarrollar las actividades.
Sin embargo, este proceso histórico solo se dio en
las asociaciones de grupos principalmente europeos. En las colectividades de
países limítrofes la situación es radicalmente diferente. Estos grupos
comprenden chilenos, bolivianos y paraguayos, y están conformados tanto por
descendientes como por inmigrantes. El flujo migratorio de dichos países nunca
paró, aunque se registran aumentos y disminuciones de la población migrante (Baeza, 2006, 5). A su vez, a pesar
de habitar en la ciudad desde sus comienzos, como es el caso chileno, sus
asociaciones son muy posteriores, formadas todas ellas después de 1980, y
conformando varios grupos por comunidad, separaciones dadas por motivos
culturales, sociales y hasta ideológicos. Estos son los grupos que mayor
contemporaneidad tienen en sus tradiciones, costumbres y prácticas con las
desarrolladas en sus sociedades de origen, lo que se refleja en estas
separaciones. El contacto con sus orígenes es también más fluido y factible,
dada la cercanía de los países y del contacto familiar que estas facilidades
geográficas y económicas permiten. De
hecho, tantos los grupos chilenos, bolivianos y paraguayos que conforman la
federación se denominan “centros de residentes” más que “asociaciones”,
reflejando su actualidad y contemporaneidad a diferencia del concepto usado por
los europeos, que implica actualmente un grupo unido con un pasado o raíz
común, mas que con una realidad común como en el caso de los residentes.
La Federación de Comunidades
Extranjeras
Desde la década de
1960 las diversas colectividades comenzaron a armar esporádicas muestras y
exhibiciones de sus culturas, así como ferias de platos y otros eventos, pero
por lo general eran particulares y aisladas unas de otras, y sin intención de
compartir un mismo espacio. El cambio se
da en 1982, cuando se lleva a cabo una feria de platos con el fin de recaudar
dinero para los soldados combatiendo en las islas Malvinas (Chaile, Domínguez y
Otros, 1997, 3). Este germen federativo finalmente se materializa en 1989,
cuando se conforma la Comisión de Comunidades
Extranjeras, mediante la asociación de catorce colectividades, y con el
propósito de realizar una exposición conjunta de los elementos culturales de
las naciones y pueblos que representasen. Ese mismo año se realiza la primera
exposición conjunta de los grupos que conforman la comisión (Marquez, 2007, 6).
El lugar elegido para el evento fue el Mercado Regional, en ese momento desocupado
y apto para una fiesta de estas características. La feria de platos fue el
evento principal, posteriormente se introdujeron los bailes típicos, las
vestimentas y luego estableciendo otras etapas que luego tuvieron gran éxito: la Noche de Gala, donde los
cuerpos de baile se exhibían en conjunto, y la elección de la Reina de Comunidades
Extranjeras. En los últimos años, estos dos eventos fueron separados de la
feria propiamente dicha, constituyéndose como etapas distintas de un mismo
festejo, distanciándose hasta territorialmente de la feria y ocupando un
espacio distinto.
Junto con estas actividades, la Federación fomenta el
desarrollo de las diversas asociaciones que la conforman en lo referido a
contacto con sus respectivos países, intercambios, así como eventos deportivos
inter-colectividades; además proporciona donaciones a escuelas locales, una de
ellas estando apadrinada por la
Federación.
Hacia el año 2000, la Comisión
recibe el título de Federación, obteniendo personería jurídica y comenzando a
actuar con un régimen institucional y legal.
La Federación y sus
eventos se han impuesto como el principal órgano cultural de la ciudad, siendo
sus objetivos institucionales el resguardar la memoria de los primeros pobladores de la ciudad, y exponerla a sus
propios habitantes, por medio de la
Feria o también otras actividades. La feria es percibida como
“…el escenario cultural de producción de lo local.” explica Graciela Ciselli
(Ciselli, 2002), razón por la cual a su vez ha devenido en la atracción turística
más importante en el ámbito cultural local, noción también fomentada y
explotada tanto por la
Federación misma como por el gobierno municipal.
Pero
su sólo surgimiento no explica su éxito –comercial, popular y representativo-,
sino que se adscribe al contexto tanto local como regional, nacional y global.
A fines de la década de 1980, una serie de sucesos en todos los contextos
generan cambios en la identidad local. Las políticas neoliberales eliminan a la
empresa estatal Y.P.F., el máximo e indiscutido símbolo identitario de la
ciudad, eje pivotal de la historia local, y razón del asentamiento en la ciudad
de muchos individuos –extranjero y argentinos-. La desaparición del icono del
Petróleo argentino genera un vacío identitario que posteriormente pretende ser
llenado por diversas prácticas culturales así como festejos, surge la fiesta de
la ciudad en el aniversario de Comodoro Rivadavia, o la fiesta de la Flor de la
Esperanza, en esa misma fecha. Es en este momento donde la etnicidad[1]
y la identidad “inmigrante[2]”
es revitalizada, acudiendo al llamado de este vacío, pero también
resignificándose, en un periodo donde el discurso de la globalización da sus
primeros pasos hacia una supuesta eliminación de las fronteras nacionales, y
hacia una época de auge del multiculturalismo, noción muy trabajada en la
década de 1990.
El discurso de la
feria permitió ingresar al inmigrante en todas las esferas identitarias
comodorenses. Cultural, social, económica y políticamente, el rol del
inmigrante en esos ámbitos siempre había sido notable. Y.P.F. había comenzado
sus primeras décadas con mano de obra venida de Europa principalmente, así como
la construcción del puerto y hasta la fundación misma de la ciudad queda en
manos de un inmigrante, sea el italiano Francisco Pietrobelli o el alemán Juan
Plate, el primero de estos siendo además el primer juez de paz del
recientemente creado pueblo. De esta manera, este discurso lleva su capacidad
hegemónica (Laclau y Mouffe, 2004) hasta sus propios límites, e instituyendo al
inmigrante como el icono capaz de cohesionar todo discurso identitario,
incursionando tanto en lo cultural como lo político, social y económico y, por
lo tanto, la historia, la memoria y la sociedad de Comodoro Rivadavia. Y es
esta precisamente su principal victoria, que le permite ser autoridad en cada
faceta de la sociedad comodorense: es lo que la entroniza en el imaginario
local.
El discurso, la narración y el icono
El
discurso construido por la Federación de Comunidades Extranjeras genera una
narración del nacimiento de la ciudad basada en la dureza de los primeros años
y en cómo los primeros inmigrantes consiguieron hacer del vasto desierto una
gran ciudad, y poblar y traer a la “civilización” una zona tan lejana y vacía
como Patagonia[3].
Todos estos elementos se yuxtaponen constantemente en este discurso, al cual
hay que agregarle a su vez su vinculación con el ideal identitario nacional, o
al menos con algunas facetas del mismo, en particular tratando de retomar
terreno en este ámbito ante el retroceso de la idea nacionalista de la defensa
y autonomía de recursos energéticos, que claramente fue el vínculo que Comodoro
Rivadavia tuvo con la nación desde el descubrimiento del petróleo, pero que se
concretó a partir de la creación de YPF de la mano de Mosconi en 1922.
La epopeya y el pionero
Como
hemos dicho previamente, la Federación apuntala al inmigrante como principal
símbolo identitario de Comodoro Rivadavia. Ahora bien, ¿quién es el inmigrante
que pretende representar? Ciertamente esta organización incluye a todos o la
mayoría de los grupos étnicos que conformaron y conforman la población
extranjera de la ciudad. Pero cuando se profundiza en el discurso y las
prácticas de la Federación
es notable la obvia alegoría al inmigrante europeo, como eje del desarrollo
local. Los discursos, cánticos –tales como el himno de la Federación - slogans anuales o representaciones
teatrales aluden a los llegados del viejo mundo. Siempre son hombres blancos,
hablando en idiomas extranjeros y viniendo de barcos. Sobre todo esta última
idea se ha arraigado tremendamente en el discurso oficial así como en el
imaginario social de la figura inmigrante. El europeo se establece como eje de
lo que es ser inmigrante.
A
pesar de que la presencia de migrantes limítrofes no fue tan importante en los
comienzos de la ciudad como la de los europeos, estos aparecieron ya desde los
primeros años. Los chilenos fueron los primeros en llegar, notándose un pequeño
número de ellos en la primera década de existencia de la ciudad (Torres, 1999);
la inmigración boliviana (Baeza, 2006) y paraguaya varias décadas después,
incentivadas por el crecimiento de la producción petrolera y por el “boom” de 1958-63. A pesar de no ser
negados, su participación nunca suele ser explicita cuando se piensa en el
nacimiento de la ciudad en 1901.
Y
es principalmente en estos años en los que la figura del inmigrante es
“anclada” es decir centralizada, en la formación y desarrollo de la ciudad.
Donde el trabajo era duro, el clima poco favorable para la construcción de un
pueblo, y el lugar alejado de la “civilización”. Estos años son evocados con
una impronta de epopeya de estos
primeros pobladores, los cuales a su vez son vistos como pioneros. ¿Qué implica ser pionero?
Principalmente
ser el primero en una tierra desierta, poblar lo deshabitado, y llenar lo
vacío. La naturaleza era lo único que poblaba Comodoro y Patagonia (región a la
que se adscribe fuertemente la
Federación desde su actual discurso). Los pueblos originarios
no son incluidos en este escenario de epopeya.
Por lo tanto el extranjero es el único poblador
legítimo de Comodoro. La historia del pueblo los instaura con el poder
representativo de sus habitantes, por más que en la actualidad sean la minoría
los que realmente puedan ser identificados con este origen. Pero ya que este
poder es simbólico, ya que no requiere un análisis “genealógico” de la
población, sino que la premisa del origen extranjero ya ha sido instaurada en
el imaginario social.
Lo local, lo regional y lo nacional
De esta manera, la Federación no hace sino
reproducir –aunque con tintes de
localismo- el discurso de Sarmiento y Alberdi de una nación poblada por
europeos laboriosos y ejemplares para el resto de los argentinos “nacionales”.
Posteriormente, tras los resultados de la puesta en práctica de estas ideas a
nivel nacional, se comenzó a utilizar el concepto de “crisol de razas” (mas
refinado académicamente mediante el uso de “melting
pot”), haciendo énfasis en el carácter cosmopolita y multiétnico de la
sociedad argentina.
En Comodoro Rivadavia ha sucedido lo mismo, la
Federación se ha orientado en el rumbo de estas ideas de identificación
nacional, precisamente para generar un vínculo identitario con la nación, pero
también para enfatizar una característica propia que se acentúa notablemente
considerando que la mayoría de población extranjera en los comienzos de la
ciudad era prácticamente total.
Otro
elemento que recientemente está cobrando mucha fuerza en el discurso de la Feria
es la idea del “ser patagónico”, como
un producto del tiempo y de la migración de este icono del inmigrante. El
patagónico es el ser de hoy, el descendiente de aquellos pioneros que cruzaron
el atlántico y poblaron el desierto. En cierto modo los patagónicos de hoy son
prácticamente los primeros patagónicos que existen. Por lo general la presencia
de los pueblos originarios no es nombrada ni representada, dejando el
protagonismo humano a los inmigrantes
De
todas maneras, es el ser comodorense
el que se está construyendo aquí, edificado con un origen poblacional
multiétnico así como por con una idea de poder político regional creado tanto
por la importancia de la ciudad para las políticas “energéticas” nacionales
(YPF), como por la existencia de la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia
en el periodo 1944-55, una posición de autoridad que fue perdida a favor del Valle[4],
región que muchas veces se constituye como el contraste de Comodoro, como
“aquellos que consumen el dinero producido por el petróleo comodorense”[5]
La “localización de la cultura”: los espacios de muestras de la
federación.
Las
actividades que lleva a cabo la Federación varían en su naturaleza, pero suelen
estar atravesadas por un eje cultural, identitario y representacional. Ellos
son básicamente el acto del día del inmigrante; la muestra cultural de las
naciones y etnias que conforman la Federación;
la noche de gala, donde se presentan los cuerpos de bailes; la elección de la
reina de las comunidades extranjeras, que junto con la del Petróleo y la de
Comodoro Rivadavia son las reinas “oficiales” de la ciudad; y la feria
propiamente dicha, el evento más importante, multitudinario y largo de los que
realiza la
Federación. Cada uno de ellos se realiza en espacios
separados entre si. Algunos de ellos poseen un inmenso significado simbólico en
el imaginario social de la localidad, en lo referente a lo histórico y lo
social. Otros carecen de este significado pero se destacan como espacio social o
educativo-castrense (como el Liceo en el que se llevó a cabo la feria en los
últimos años)
El acto del día del inmigrante
El
día del inmigrante (4 de septiembre) es una fecha reconocida en la ciudad, con
ella arrancan los eventos relacionados con la Federación, aunque no siempre es
así, muchas veces iniciando las actividades a fines de agosto. Esta
conmemoración homenajea a los pioneros que fundaron y poblaron la ciudad, así
como a los inmigrantes distinguidos que aun viven. Por lo general se presenta
el slogan de la Federación
en cada año, que a su vez funciona como eje de las actividades. Los actores del
acto son las autoridades de la
Federación, autoridades políticas de la localidad de Comodoro
Rivadavia y Rada Tilly, militares e inmigrantes a distinguir. Es una
conmemoración que recuerda a un grupo específico de la población, por lo que el
resto de la misma no suele acudir al evento.
El
espacio en el que se desarrolla ha cambiado con el tiempo. En primer lugar se
realizaban en un local céntrico donde a su vez se hacía la exposición cultural
de la que hablaremos más adelante. Posteriormente fue creada la “Plaza de las
naciones” ubicada frente al Hospital Regional y la escuela de arte, en un área
muy poblada (existe una cantidad de edificios de departamentos alrededor). La
plaza fue espacio de varios actos del día del inmigrante, en la cual se
emplazan mástiles para todas las nacionalidades que poblaron Comodoro
Rivadavia. Aquí, la
Federación era la autoridad máxima, convirtiéndose en el
primer espacio de la ciudad en “pertenecerle”, no de hecho ni derecho, pero sí
simbólicamente.
A
principios de 2003 la Federación recibió en calidad de comodato el Chalet
Huergo, una gran casa ubicada al norte del centro de la ciudad, sobre un
acantilado y frente al muelle operado por YPF desde hace más de 90 años. Se
accede sólo desviándose de la ruta nacional, y su acceso es complicado si no se
viaja en vehículo. En 2003 fue abierto como museo, por lo que el edificio es
compartido entre el museo (planta alta) y la Federación (planta
baja). El valor simbólico del Chalet es inmenso. Fue construido en la década de
1910 (Borquez, 2006) como casa de huéspedes de la recientemente creada
Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Y.P.F. Personajes
notables como el Sha de Persia
pasaron por esta casa, por lo que su acceso al resto de la población (tanto trabajadores
de YPF como no) era prácticamente imposible. El Chalet fue siempre visto como
un símbolo de YPF y de su elite administrativa, alejada física y socialmente de
los comdorenses.
Ocupar
este edificio conllevó a su vez el heredar esta carga simbólica de autoridad y
pero por sobre todo de representación e identidad. El chalet representa a YPF.
Su ubicación por sobre la entrada del kilómetro 3 (primer campamento de la
compañía) refleja su poder y carácter “panorámico” y panóptico. Por otro lado,
la ocupación del Chalet implicó abrirlo a la totalidad de la población, que
jamás había conocido sus instalaciones. El respeto a la autoridad todavía se ve
hoy cuando los ex-ypefianos entran por primera vez.
La muestra cultural
La
muestra comprende exhibiciones de cada nacionalidad en la que se resaltan sus
rasgos principales, se muestran fotografías y se explica por lo general la
historia de la asociación étnica que representa a cada grupo. Es acompañada de
música, de miembros de las colectividades vestidos en trajes típicos, muestras
de productos etc. La muestra tomó forma durante la década de 1990, con varias
exhibiciones realizadas en las sedes de asociaciones o en locales céntricos.
Sin embargo, desde que el Chalet Huergo es ocupado por la Federación las muestras
se han desplazado a dicho espacio. Aquí, por lo general se llevan a cabo el
mismo día del inmigrante, instaurándose como el paseo dado durante las
actividades realizadas en dicha fecha. Con esta reubicación, la muestra se desplaza y se “elitiza”. Históricamente el
centro es un lugar de elite; alejado de los barrios, comprende el principal
sector administrativo y comercial de la ciudad, además de ser lugar de
residencia altamente cotizado. Pero en última instancia es accesible a la
mayoría de la población, con facilidades de transporte.
Sin
embargo el Chalet Huergo posee una accesibilidad más dificultosa. El vehiculo
privado es la única manera de acceder hasta la casa misma, ya que el transporte
público solo frena en la entrada de las instalaciones. Por otro lado, su
difícil acceso y ocultamiento por el extenso jardín lo mantienen fuera de la
vista, fuera de los medios, y por lo tanto, del alcance del resto de la gente.
Finalmente la muestra terminó siendo solo para los integrantes de la federación
y las autoridades. Se alejó, se aisló y se museabilizó en vez de exponerse y
popularizarse.
La noche de gala
Este
evento corresponde a la presentación de los cuerpos de baile de las diversas
asociaciones étnicas que componen la Federación de Comunidades Extranjeras. Por
lo general se realiza días antes de la feria, y cercano a la elección de la
reina. El lugar en que se realiza dicho evento ha variado con el tiempo. Surgió
como un evento alejado de la feria misma, en la cual también los grupos realizan
bailes, pero en un ámbito de entretenimiento “secundario” en el cual es uno de
varios entretenimientos. La noche de gala se instaura así como un evento
cultural específico en el cual son la única atracción.
Su
espacio físico ha variado a su vez, pasando por varios teatros y finalizando en
el gimnasio el Club Ingeniero Luis A. Huergo, ubicado en Kilómetro 3 (no muy
lejos del Chalet Huergo). Este gimnasio y el club son también instituciones muy
antiguas y respetadas de la ciudad, es quizás el gimnasio mas reconocido de la
ciudad, y posee un gran significado simbólico, ya que durante la época de YPF
solo estaba reservado para empleados de la empresa.
La
noche de gala es un evento popular en comparación con los actos del día del
inmigrante, especialmente por la participación de los familiares y amigos de
los integrantes de los cuerpos de bailes, así como del atractivo que posee un
entretenimiento, atractivo que la muestra ni el acto poseen naturalmente.
La elección de la reina
Originalmente
realizado durante la noche de apertura de la Feria, este evento fue separado
posteriormente y constituido como uno aparte. Desde su creación es llevado
a cabo en el gimnasio del Club Huergo, y
posee una popularidad similar a la de la noche de gala pero con mayor presencia
juvenil, que predomina por sobre la de adultos. El evento consiste en el
desfile de las reinas de cada colectividad; un jurado conformado por
autoridades políticas, de la federación y ciudadanos distinguidos elige la
reina y dos princesas de la federación. Por lo general asiste la reina de
Comodoro Rivadavia o la Reina
del Petróleo[6], y
las autoridades locales. Vale decir que este evento así como la noche de gala
cobran entrada, por o que desde el inicio limitan el acceso.
Aquellos que asisten a estas dos actividades son por
lo general pertenecientes a las colectividades, siendo una minoría los externos
que acuden a ella. De todas maneras, se instaura como uno de los eventos
principales en el calendario de festejos locales.
La Feria de Comunidades Extranjeras
El
evento más importante llevado a cabo por la Federación es la Feria, en los
últimos años denominada “gastronómica”, que comprende un gran salón con un
escenario central en el que los cuerpos de baile se desempeñan, y stands de las
diversas colectividades en las que se ofrecen platos y bebidas típicas de las
diversas etnias y nacionalidades. Estos stands
se sitúan a lo largo de las paredes del salón, dejando el centro del mismo para
el desplazamiento del público y la ubicación de mesas para brindar un espacio
para degustar los platos típicos.
La
Feria dura tres días, normalmente ocupando el primer fin de semana de
septiembre, en conjunción con el acto del día del inmigrante celebrado en los
días previos.
Los
espacios que la Feria ha ocupado han sido varios, comprendiendo los más grandes
de la ciudad, desde el viejo mercado regional, pasando por el Club Huergo, el
gimnasio de la CAI (Comisión de Actividades Infantiles) y finalmente el
gimnasio del Liceo militar general Roca, el edificio mas grande de su tipo en
la ciudad.
Este
constante cambio de locaciones se dio debido al constante crecimiento de la Feria
en lo referente a público asistente, ya que ésta se ha popularizado cada vez
más, atrayendo a miles de individuos, pero también creciendo por el mismo
crecimiento de las colectividades, que cada vez reúnen más gente que participa
en la feria. En los últimos años la feria se ha instaurado como un espacio
social de reunión para los jóvenes, dada su creciente ligazón con la federación
a través de los cuerpos de bailes, los intercambios en el extranjero, o
simplemente por el uso del espacio para socializar.
El espacio definitivo
La
edición 2009 será la primera en utilizar el predio Ferial, un inmenso edificio
ubicado en las afueras de la ciudad[7]
destinado a albergar la feria y los eventos relacionados con la Federación.
Aparentemente (no afirmo porque es escasa la información brindada sobre el
tema) la Federación será el usuario principal pero no el único del edificio, el
cual estará al servicio de la Municipalidad de Comodoro Rivadavia para la
realización de otros eventos, dado que además es su principal constructor, así
como quien aporta subsidios a la Federación para sus actividades. De hecho, la
Feria del libro de este año será el primer evento llevado a cabo en estas
instalaciones. El edificio esta en construcción hace 4 años, y su utilización
permitiría mas comodidad para los visitantes, una mayor cantidad de estos,
instalaciones propicias para dichas actividades, y un estacionamiento con capacidad
mayor a la de los espacios previamente usados.
Por
otro lado, su construcción por parte de la comunidad ha generado críticas sobre
la prioridad dada al edificio, con el argumento de que otras instalaciones con
una necesidad más inmediata poseen mayor prioridad, como un hospital nuevo por
ejemplo[8].
De todas maneras la lejanía el nuevo edificio respecto a la zona céntrica y los
principales barrios de la cuidad genera dudas acerca de la convocatoria que
tendrá la Feria, lo cual se verá en este año.
La exposición de la Feria y la exotizacion de lo cotidiano
Los
diversos platos, bebidas, vestimentas, bailes y hasta diseños edilicios de cada
grupo étnico son presentados en los stands
y el escenario de la Feria de Comunidades Extranjeras. Muchos de estos elementos
son extraños a la mayoría de la gente y solo tiene la oportunidad de conocerlos
en este evento, aunque para los integrantes de las asociaciones llegue a ser
algo común, o al menos conocido.
Sin
embargo, existe una gran cantidad de estos elementos que no resultan nada
extraño para los visitantes, algunos hasta cargados de una mundaneidad extrema.
Pero estos no son mostrados como esto, sino como algo extranjero, impropio,
llegado. Lo que la Feria logra desde sus premisas y en sus prácticas es generar
un espacio de exotización de lo cotidiano
(Condominas, 1991) y de lo local, en el que algo común o coloquial sea
interpretado como un rasgo identitario “esencial” de los grupos presentes; y a
la vez, la misma cotidianeidad de estos alimentos, bebidas o danzas, son en
realidad vestigios del origen multiétnico de la ciudad, objetivo último de la Federación de Comunidades Extranjeras.
En
este espacio lo que se pretende es transportar al visitante fuera de la esfera
de la cotidianeidad, y pensar a los elementos presentes en la misma como
objetos representantes de una cultura especifica, diferente a la propia pero a
su vez parte de la misma, ya que esta es un sincretismo de muchas culturas. Por
lo tanto una hamburguesa no es pensada como una comida rápida o barata, sino
que es “exotizada[9]”,
enajenada de nuestra cultura culinaria, y reformulada como un elemento esencial
de los alemanes. Lo mismo ocurre con otros elementos como la pizza con los
italianos, o la cerveza con los irlandeses y escoceses.
Cabe
destacar que muchos de estos elementos nos son comunes, pero no debido a
nuestro propio desarrollo identitario local multiétnico, sino más bien por ser
“importados” de otras partes del país, como también por estar enclaustrados en
lo que se podría denominar como una “sociedad occidental capitalista”, en la
que muchos de estos elementos culinarios han sido exportadas por las culturas
dominantes e importadas por prácticamente la totalidad del mundo. Por otro lado
la histórica adscripción del Estado y la Nación Argentina al modelo nacional
europeo (y posteriormente norteamericano) ha permitido la entrada de estos
productos y prácticas. Pensar que conocemos estos alimentos por tener
ascendencias respectivas sería un error. Es la hegemonía cultural de occidente
la que populariza muchos de estos elementos y alimentos[10].
Por
otro lado, existe una gran variedad de elementos en la Feria, pertenecientes a
diversas culturas, que verdaderamente se presenta como exótico ante la mayoría
de la población, principalmente las pertenecientes –aunque no necesariamente- a
grupos no europeos, por el hecho de ser prácticas no llevadas a cabo en la
sociedad “occidental” nacional-local, ya sea por lo ajeno a esta como por ser
antiguas o con poca adecuación al entorno local, un punto de gran interés y
fuerza en la cuestión identitaria. La Feria se logra presentar como el espacio
donde el público puede conocer estos “productos étnicos” extraños a la cultura
popular local, siempre introducido con un carácter de “exótico”, aunque
ciertamente lo exótico para algunos es lo cotidiano para otros, por ejemplo los
integrantes de las comunidades que mantienen fuertemente sus tradiciones
étnico-nacionales.
Las
tradiciones nunca son “exotizadas”, son interiorizadas o, en su
exteriorización, vistas como lo propio e íntimo que una sociedad o grupo puede
poseer. Sin embargo, cuando estas tradiciones no son propias al total de la
comunidad, y en muchos casos hasta le es ajena, se produce un distanciamiento
identitario respecto a ese conjunto de tradiciones que “migraron” junto con los
inmigrantes. Así, cada grupo identitario correspondiente a nacionalidades o
etnias conserva muchas de estas tradiciones y costumbres, aunque, como siempre,
adecuadas a las nuevas realidades: lejos de su región de origen, con un relativo
aislamiento con respecto a la “actualidad” de las tradiciones de su país, en un
estado de congelamiento y perduración, fenómeno que genera hasta impresión en
el caso de que un actual habitante del país de origen llegara a ver dichas prácticas,
vestidos, bailes o comidas.
Esta
noción de “congelamiento” tiene que ver con una idea estática de la noción de
tradición, como algo inmemorial e inmutable, que debe conservarse tal cual como
se trajo, por más que las adaptaciones a la nueva realidad sean inevitables.
Eric Hobsbawn ha trabajado sobre la idea de las tradiciones inventadas, es
decir, armadas por los países para generar una cultura propia y “estandarizada”
de manera que dicho estado-nación posea características culturales que lo
distingan del resto (Hobsbawm y Ranger, 1987). Este proceso se ha dado tanto en
Europa como en el resto de los estados-nación, especialmente los más jóvenes
que no poseían el pasado “inmemorial” requerido.
Los
migrantes que llegaron a Argentina y a comodoro Rivadavia trajeron esas
tradiciones inventadas, perdurando sus interpretaciones hasta la actualidad.
Pero
otro concepto de importancia en el trabajo de Hobsbawm es el de costumbre, y
que es el más interesante para su análisis en este objeto de estudio. Al
contrario que la tradición, la costumbre esta en constante cambio, se adscribe
a la cotidianeidad y es por eso que muta de acuerdo a las nuevas realidades que
se presentan ante determinada sociedad. El efecto que el proceso migratorio
produce en estas costumbres es que muchas de ellas, traídas al lugar de
destino, se congelan y perduran, se aíslan y terminan convirtiéndose en
tradiciones, y este proceso puede ser tanto grupal (dentro del mismo grupo
étnico) como en las familias, dependiendo de las diversas zonas a las que pertenecen,
cada una con sus costumbre propias.
Por
más que el contacto se mantenga con los países de origen, este nunca va a ser
lo suficientemente constante como para alterar las costumbres o tradiciones
traídas, ya que estas no se pueden “importar”. Sin
embargo, se genera una originalidad propia del localismo al adaptar estas
prácticas a una nueva realidad geográfica, cultural, económica, social y
política. Lo que se produce es totalmente nuevo, pero esta producción es
inconsciente, ya que se considera que estas tradiciones y costumbres son las
verdaderas de los países de los cuales llegaron.
Muchas
de estas costumbres o tradiciones son efectivamente incluidas en el acervo
identitario nacional o local (acervo por cierto construido desde un sincretismo
de estas tradiciones traídas mas las “directivas nacionales” que comenzaban a
imponerse en el marco de la organización del Estado y la Nación Argentina) por
lo que su inclusión y muchas de sus prácticas no resultan experiencias
enajenantes o excluyentes.
Conclusión
Hemos
visto como un discurso identitario es capaz de expandirse por sobre otros para
lograr una hegemonía en dicho campo. La Feria de Comunidades Extranjeras ha
pasado a ser, desde su surgimiento, el evento cultural y la fiesta “popular”
más importante de la ciudad. Esta ha sido nombrada “capital provincial de las
comunidades extranjeras” y pocas ciudades del país ofrecen eventos similares.
Sin
embargo, como todo rasgo identitario que se impone por sobre otros, genera
exclusión, es incapaz de abarcar grupos que difieren en lo que la idea del
inmigrante implica: el origen externo. Los provincianos y los pueblos
originarios son negados en pos de un origen multiétnico e internacional. Las
identidades suelen ser contrastantes, tanto hacia fuera como en el seno mismo
de una sociedad, y estos grupos actúan como su exterior constitutivo, según el
concepto de Ernesto Laclau (Laclau y Mouffe, 2004, Cáp. 3). Esta temática
genera preguntas, referidas al grado de aceptación de este discurso
identitario, al grado de inclusión de la Federación y sus asociaciones, y
también al grado de concurrencia a la Feria y a los demás eventos respectivos.
Pero esto a su vez nos dice que detentar la hegemonía identitaria no necesariamente
es popularizarla; el consentimiento no es necesario, y no es posible cuando lo
que se pone en escena es la identidad propia, es decir quienes somos.
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Fuentes
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sesiones de la Comisión
y Federación de Comunidades Extranjeras
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2003-2007
Video grabaciones de
Fiestas día del inmigrante, elección de la reina, noche de gala, muestra
cultural y feria de comunidades extranjeras, ediciones 1994, 1996, 1997.
[1] Según Richard
Alba (Alba, 1990), esta identidad es una de las más profundas que el hombre
posee, ya que se relaciona directamente con su origen, es decir, con donde
siempre se puede atajar.
[2] Es decir, la
que toma como mayor rasgo identitario el origen étnico
[3] Esto se ve
desde los primeros trabajos históricos o periodísticos sobre Comodoro
Rivadavia, así como en los discursos y hasta en las películas, como “Petróleo”
(1940) y “Allá donde el viento brama” (1963)
[4] Valle inferior
del Río Chubut, donde se emplaza la capital provincial y las ciudades de puerto
Madryn y Trelew, y numerosos pueblos avocados a una economía agrícola ganadera.
Tras la disolución de la
Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia, Rawson fue elegida
como capital de la recién creada provincia del Chubut (1957).
[5] Este es el
argumento más común a la hora de atacar el valle, pensado sólo como centro de
poder y administrativo, mientras que es Comodoro la que aporta el capital ala
provincia, pero que sin embargo, se ve obligada a entregarlo para ser repartido
por el gobierno.
[6] Las primeras reinas elegidas en
la ciudad fueron las del petróleo, a partir de la década de 1950, disminuyendo
su importancia durante los 60 y 70s, pero volviendo a resurgir con el nuevo boom petrolero desde 2003
aproximadamente. Paralelamente, la reina de Comodoro Rivadavia fue elegida
cuando la importancia del petróleo disminuía y se buscaba una identidad más
relacionada con el localismo que con un recurso que ya poco significaba para la
identidad comodorense
[7] “las afueras de
la ciudad” es un concepto relativo en Comodoro Rivadavia. La geografía
comodorense es el resultado de la unión del centro de Comodoro y sus barrios
aledaños con los numerosos campamentos petroleros, los viejos Company-towns. Estos están alejados del
centro, algunos a tanto como 27 kilómetros. El predio ferial se encuentra
entre el barrio J. J. Castelli y una planta de la empresa YPF, camino al
aeropuerto.
[8] Brígida Baeza,
comunicación personal
[9] Este concepto
fue inicialmente introducido en la antropología por George Condominas,
instaurándose como un análisis etnográfico clave en la actualidad. Posee muchos
significados. Me adscribo al de Condominas mismo y al de Lins Ribeiro, que
implica la resignificación de objetos de uso diario y su aislamiento del mismo,
enajenándolos y convirtiéndolos en algo externo a su cultura. Es decir, sacarle
el carácter de “común” y pasarlo a ser extraordinario. Esto sólo es posible en
una medida extraordinaria o no-cotidiana, como es el caso de la Feria de Comunidades
Extranjeras, realizada sólo una vez al año.
[10] Esta cultura
que predominantemente llega de Estados Unidos si posee un origen como el que se
pretende pensar en la Feria, en que ciertos alimentos propios de determinados
grupos étnicos fueron popularizados en la mayoría de la población. Pero lo que
pretendo explicar aquí es que este fenómeno no es local, sino que es un
fenómeno que se dio primeramente en todas las sociedades formadas por numerosos
grupos étnicos, y luego por la exportación de la cultura norteamericana, que
popularizó muchos de estros platos como fast
food.