sábado, 9 de abril de 2016

EL DESARROLLO Y LA ACTIVIDAD TURÍSTICA DESDE UNA PERSPECTIVA SOCIAL DE TIERRA DEL FUEGO



SOBRE LA NECESIDAD DE RECONCEPTUALIZAR EL DESARROLLO Y LA ACTIVIDAD TURÍSTICA DESDE UNA PERSPECTIVA SOCIAL.
UNA APROXIMACIÓN AL CASO DE TIERRA DEL FUEGO


Adrián Ayala. Cecilia Colombres. Matías Prost Konrad. Teresa Yanzi

 Presentación

Los expertos del turismo vinculados a los  sectores político y empresarial han promovido, con argumentos variados,  la creencia de que el desarrollo es una consecuencia natural o necesaria del crecimiento de la actividad turística, tomando como indicador de éxito el aumento continuo del número de turistas. Desde el campo académico se viene cuestionado esta visión, a partir de la ampliación del conocimiento de las diferentes dimensiones de los procesos que configuran la actividad turística: económica, política, social, cultural y ambiental.
Los estudios dedicados a repensar los problemas del desarrollo en el contexto global y particularmente en América Latina ofrecen herramientas y enfoques válidos para revisar críticamente los supuestos de esta visión legitimada por empresarios y funcionarios.
Partiendo de este horizonte teórico, el propósito del presente trabajo es ofrecer algunos elementos para evaluar en qué medida, el modo en que se configura la actividad turística, contribuye al desarrollo en Tierra del Fuego. Particularmente, nos interesa analizar a través del examen de la normativa vigente, de los planes y de los lineamientos de gestión pública el grado de correspondencia entre el discurso de los actores políticos sobre el  “turismo sustentable” y las acciones efectivamente implementadas, o las que se pretenden desarrollar, para asegurar que los beneficios de la actividad alcancen a todos los sectores de la sociedad. 
Nuestra reflexión se desarrolló en torno a los siguientes interrogantes: ¿Se ha dado el supuesto efecto “derrame” de los beneficios económicos provenientes del turismo o, por el contrario, el acelerado crecimiento del sector acentúa la desigualdad? ¿En qué medida las políticas públicas han favorecido la redistribución de este ingreso directo de exportaciones?
El marco normativo y regulador de la actividad turística ¿posibilita una redistribución inclusiva y por tanto abarcativa de todos los sectores sociales? ¿Limita el abanico de toma de decisiones a la implementación de políticas sectoriales?
Las intervenciones del Estado, ¿favorece la captación de recursos económicos, provenientes del turismo, para la implementación de políticas orientadas a contrarrestar los impactos ambientales y sociales no deseados?
El crecimiento continuo del número de turistas ¿contribuye al mejoramiento de la calidad de vida de los residentes?
Las páginas que siguen no pretenden responder a todas estas preguntas; nuestro objetivo es más discreto, nos proponemos presentar algunos de los argumentos que nos han llevado a formularlas.
En primer término, expondremos algunas consideraciones sobre los marcos normativos y de gestión que ofrecen la Ley Nacional de Turismo, la Ley Provincial de Turismo, el Plan Estratégico de Desarrollo Turístico Sustentable de Ushuaia y   las propuestas de gestión de las actuales autoridades del INFUETUR.
En segundo término, ofreceremos una síntesis de las formulaciones que han permitido reconceptualizar la noción de desarrollo y de los enfoques  que condicionan las visiones y opciones de los actores económicos y políticos.
Concluiremos con una serie de reflexiones que resultan del análisis de las fuentes consultadas y que estimamos pueden contribuir a ampliar la discusión sobre las complejas relaciones entre el desarrollo turístico y la sustentabilidad social en Tierra del Fuego.

Marcos normativos y de gestión

 

Ley Nacional de Turismo

              
Sancionada el 16 de diciembre de 2004 como ley 25.997, la Ley Nacional de Turismo ha sido calificada como una norma innovadora. Esta establece como deber la realización de un Plan Federal Estratégico a los efectos de buscar una continuidad en el tiempo de las políticas públicas respecto al sector. Mas aún, el Secretario de Turismo de la Nación, Carlos E. Meyer, señala en la Introducción de la Ley, el propósito de “consolidar al sector como un pilar de productividad en la economía nacional”.
La ley considera al Turismo como una actividad estratégica  y como una de las políticas de estado prioritarias, declarando al turismo receptivo de interés nacional.
La norma busca integrar los conceptos de desarrollo sostenible y sustentable, interpretando como sostenible la capacidad de sostener en el tiempo la capacidad de brindar beneficios y como sustentable la preservación de todos los recursos afectados a la actividad turística.
La ley marca los lineamientos de un proceso orientado a establecer un diagnóstico de la realidad turística que será abordada no desde una elaboración de gabinete sino a través del aporte de todos los actores que operan en la actividad turística, los residentes y todos los saberes disciplinarios.
Asimismo, crea el Fondo Nacional de Turismo, por un plazo de diez años, que se integra, entre otros factores, por impuestos a pasajes de transportes aéreos, marítimos y fluviales internacionales adquiridos por ciudadanos argentinos. Entre los diferentes destinos asignados a estos fondos, se mencionan los incentivos de fomento turístico, entre los cuales se encuentra la utilización de materias primas y/o insumos nacionales, para  potenciar el incremento de la demanda turística.
Por otra parte, en el primer anexo de la ley se establecen las actividades relacionadas directa e indirectamente con el Turismo según la Organización Mundial del Turismo (OMT), todas susceptibles de ser incentivadas, aunque   reconociendo que el  registro puede estar incompleto y dejando abierta la posibilidad de que la autoridad de aplicación de la ley –la Secretaría de Turismo de la Nación, con rango de Secretaría de Estado- agregue más actividades al listado.

 

 

Ley Provincial de Turismo


La Ley Nº 65, denominada Ley Provincial de Turismo, fue promulgada el 5 de enero de 1993 (D.P. Nº 0004). Transitando su articulado observamos la declaración de objetivos, la formulación de definiciones clave –turismo, turista, prestador turístico, entre otras- y la atención a cuestiones operativas tales como autoridad de aplicación, estructuras, tareas y responsabilidades. Esta ley expresa, en su artículo primero, que su objetivo es “el desarrollo integral del turismo y su ejecución política; la protección del patrimonio turístico, cultural y ecológico; como así también propiciar la capacitación técnica y operativa en todos los niveles del sector turístico, en el ámbito de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur”.
Entre los objetivos fundamentales de la autoridad de aplicación se encuentran los conservacionistas (art. 8, inciso g); entre las acciones para cumplir estos objetivos, la ley establece el resguardo y protección de los recursos naturales (art. 9, inciso g).
En el artículo 21, inciso i, se precisa que el objetivo del INFUETUR es “proteger en coordinación con los demás organismos competentes de la Provincia, el patrimonio turístico, cultural, histórico, paisajístico y ecológico”.
Entre las funciones del presidente del INFUETUR (art. 26) se encuentran:

a) Dictar medidas e implementar acciones tendientes a preservar y conservar los recursos turísticos.

b) Proyectar los planes de infraestructura turística y gestionar créditos ante los organismos pertinentes para la construcción, reconstrucción o mejoramiento de la misma.
   Sin embargo, a más de quince años de su promulgación, los artículos mencionados arriba, a excepción del art. 21, no han sido reglamentados, aunque sí lo han sido otros artículos referidos a la recaudación de los fondos, la instrumentación de acciones de control, habilitación, etc.

En cuanto a la asignación de recursos, se declara al INFUETUR ente autárquico (art. 19), lo que implica que los recursos obtenidos por la entidad son propios y no para uso general del Estado Provincial; no obstante, el organismo participa de la asignación de recursos de la Ley de Presupuesto.
Por otra parte, si bien queda  claro el origen de los recursos (art. 35), no es así respecto a la forma de uso; en la reglamentación (D.P. 2621/93) sólo se exige que el ente autárquico lleve un registro de uso de los recursos.
La ley, al referirse a los participantes del Consejo Provincial de Turismo (art. 30),  establece que sus integrantes son  representantes sectoriales, aclarándose en la reglamentación (D.P. 2621/93) que “deberán ser personas versadas y con conocimientos en la materia turística”. No se contempla la participación de otros actores de la sociedad civil que podrían realizar valiosos aportes respecto al aprovechamiento de los recursos originados en las actividades turísticas.
Por otro lado, en ninguna parte de la ley encontramos precisiones sobre las acciones de conservación y los mecanismos de resguardo y protección, tampoco definiciones sobre patrimonio turístico, cultural, histórico, paisajístico y ecológico.
No se prevé la identificación de los problemas ambientales ni la posibilidad de orientar un porcentaje de los recursos obtenidos por el Turismo a solucionar o prevenir las situaciones de riesgo; tampoco se define si la autoridad de aplicación de la ley 65 tiene responsabilidad directa o no, y si pueden articular acciones con otras áreas de la administración pública para que las acciones correctivas o preventivas se lleven adelante.


Plan Estratégico de Turismo Sustentable de Ushuaia (PETS)

El plan encargado a la consultora española PLANTA S.A. pretende ser un esquema de desarrollo sustentable del destino Ushuaia, encaminado a orientar las acciones durante el período 2007 – 2017.

La Municipalidad de Ushuaia gestionó la elaboración del plan, mientras que el Gobierno de España subvencionó su realización a través de los Fondos de Ayuda al Desarrollo (FAD).

El trabajo se inició en junio de 2006, presentándose el informe final a la Municipalidad de Ushuaia y a la comunidad turística el 20 de marzo de 2007.

Los actores consultados durante el desarrollo del plan, fueron:

a) Sector público: Instituto Fueguino de Turismo, profesionales del CADIC, expertos locales en Turismo entre los que se contaron docentes de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco y funcionarios de la Intendencia del Parque Nacional Tierra del Fuego.

b) Sector privado: Cámara de Turismo,  Cámara Hotelera y Gastronómica, Asociación de Hoteles de Turismo (AIT) – filial Ushuaia, Cámara Servicios Cama y Desayuno (B&B) de TDF, Cámara de Comercio, Asociación de Agencias Fueguinas de Viaje y Turismo, Asociación de Guías de la Provincia de Tierra de Fuego.

Entes mixtos: Agencia de Desarrollo Ushuaia

En el acápite “Visión”  se expone cómo imaginan estos actores a la ciudad de Ushuaia en el año 1017: Queremos un destino con identidad y diferenciación en el contexto nacional e internacional, que sea de calidad, competitivo y sustentable, en el que haya participación activa de los actores locales, generando una distribución equitativa de los beneficios económicos de la actividad entre toda la sociedad.”

Si bien este enunciado general expresa con claridad  el propósito de  incluir a  todos los sectores en los beneficios del turismo, no encontramos en los objetivos específicos del plan ninguna formulación concreta sobre los modos de realizarlo ni referencia a los mecanismos de redistribución del ingreso generado por el crecimiento de la actividad.  Por otro lado, el examen de las líneas de acción (10), los programas (31) y los proyectos (120) plantea dudas sobre la coherencia entre la visión que los actores tienen del escenario ideal para el futuro y las acciones que se proponen para lograrlo.

Para cada uno de los proyectos se establecen diferentes prioridades en base a la relevancia de los mismos para la comunidad turística de Ushuaia, valoración efectuada por los mismos actores locales en los talleres participativos. La clasificación fue realizada a través de la siguiente escala de prioridades: máxima, alta, media y baja. Veamos a continuación la prioridad asignada a los programas y proyectos incluidos en la línea de acción nº 5, referida a la inclusión social a través del Turismo:


Concientización Turística. Se trata de un programa que comprende los tres proyectos.

Campañas de concientización para “generar” sentimiento de pertenencia y afecto al lugar entre los residentes.
Responsable de ejecución: Secretaría de Desarrollo Social.
Presupuesto: 108.500 $. Fuente de financiación: con cargo al presupuesto ordinario con dotación específica.
Prioridad: Media

Campañas de concientización de todos los residentes en el valor social, económico y ambiental de la actividad turística y en la importancia de la hospitalidad y trata amable al turista.
Responsable de ejecución: Secretaría de Turismo /INFUETUR
Presupuesto: 77.500 $ Fuente de financiación: con cargo al presupuesto ordinario con dotación específica.
Prioridad: Máxima
  
Campañas de concientización sobre la importancia y utilidad de la contribución fiscal para la provisión de obras y servicios públicos.
Responsable de ejecución: Secretaría de Hacienda y Finanzas / Ministerio de Economía, Hacienda y Finanzas.
Presupuesto: 62.000 $ Fuente de financiación: con cargo al presupuesto ordinario con dotación específica.
Prioridad: Alta

Proyectos sociales

Apoyo  a los proyectos de la Secretaría de Desarrollo Social de la Municipalidad que desarrollan servicios y componentes turísticos y recreativos para el residente (ej. “Senderos Antiguos y Circuitos de interpretación, “Emprendimientos sociales productivos”, “Formación para el Trabajo”, etc.).  Responsable de ejecución: Secretaría de Turismo/ InFueTur / Resto de dependencias de Municipalidad y Provincia. Presupuesto: 155.000 $. Fuente de financiación: con cargo al presupuesto ordinario con dotación específica.
Prioridad: Baja

De este modo, si bien en la visión se declara el propósito de generar una distribución equitativa de los beneficios económicos de la actividad entre toda la sociedad,  a la hora de establecer acciones encontramos:

* Tres proyectos orientados a direccionar las actitudes de los residentes hacia el turista,  calificados con prioridades media, máxima y alta, que redundan en beneficio de los sectores directamente vinculados al turismo en tanto se dirigen a incentivar la permanencia de los turistas y a crear una imagen positiva del destino;

* Un conjunto impreciso de proyectos sociales, enunciados a modo de ejemplo, con una asignación de prioridad baja. 


Propuesta de gestión 2008/2011 de la Presidente del INFUETUR, Lic. María Silvia Bouteiller.

  
La “Propuesta de desarrollo y consolidación turísticos para Tierra del Fuego” contempla en los objetivos generales la inclusión de la población local aunque se refiere exclusivamente al desarrollo de proyectos que faciliten su participación en actividades turístico-recreativas.

En los 29 objetivos específicos delineados para el fortalecimiento de la actividad turística en la Provincia, encontramos algunas acciones directamente destinadas a la comunidad, entre ellas la instalación de escuelas de oficios afines al sector para la formación laboral, el desarrollo de programas educativos y de concientización ambiental y la  creación de áreas recreativas. 

El documento menciona entre los factores socio-ambientales que afectan la calidad del destino: la despersonalización de las zonas urbanas, las corrientes migratorias que ahogaron costumbres locales, la falta de conciencia ambiental y, por último, la presión social que actúa negativamente en los siguientes aspectos:

- Deterioro del paisaje urbano y suburbano debido a las construcciones precarias;
- Fuerte presión por parte de la población local sobre zonas recreativas aledañas con grave daño ambiental (basura, botellas vacías, árboles quemados debido a la desaprensión en el encendido de fuegos, etc.);
- Suelta de animales de compañía: perros que atemorizan a los paseantes urbanos y atacan animales en la zona rural;
- Mayor demanda de agua, alimento y energía.

Si bien se identifican las variables socio-ambientales que el presente afectan la calidad de vida de la población fueguina –y por ende la calidad del destino-, no parece advertirse la relación entre los problemas señalados y el crecimiento sostenido del turismo. En consecuencia, las cuestiones claramente identificadas en el pre-diagnóstico no son tenidas en cuenta a la hora de formular los objetivos de gestión.

Advertimos además otras omisiones en la propuesta de gestión:

- El establecimiento de prioridades de acción.
- La definición de mecanismos que aseguren una redistribución de los beneficios económicos generados por la actividad a toda la comunidad.
- La formulación de alternativas para aumentar el valor agregado del producto turístico Tierra del Fuego que contemplen no sólo la generación de empleos productivos sino también la activación de procesos de patrimonialización por parte de los actores locales.

 

Algunas conceptualizaciones de desarrollo


El itinerario de lecturas seguido en diversas asignaturas del ciclo superior de la carrera de Turismo, nos permite realizar una selección de aportes teóricos sobre el concepto de desarrollo. En primer término, encontramos interesante la crítica propuesta por Medina (1997) a los modelos de desarrollo reconocidos en los últimos años. Por un lado, el modelo de desarrollo sostenido que se basa en un crecimiento económico constante impulsado por las leyes del mercado. Este modelo se deriva del liberalismo económico, defensor del sistema de mercado libre, es decir, de la no intervención estatal. Las premisas básicas de este modelo son: a) la intervención del Estado en el mercado es contraproducente y sólo puede empeorar la situación; b) el mercado se autorregula resolviendo por sí mismo los desequilibrios entre la oferta y la demanda; c) no es posible suprimir las desigualdades ya que vienen dadas por la naturaleza humana.              
Este modelo de desarrollo adolece de limitaciones importantes. Una es su tendencia a la depredación y agotamiento de los recursos ya que contempla únicamente el punto de vista de la rentabilidad empresarial: minimizar costos, maximizar beneficios y esto en el menor tiempo posible, lo que implica muchas veces ir en contra de los tiempos de la naturaleza que son ciertamente más largos. Otra limitación es la progresiva concentración del capital y de los beneficios en el sector más dinámico. Desde el paradigma que propone este modelo, el crecimiento de la economía se traduce usualmente en una creciente desigualdad.
Como contrapartida a este paradigma, se propuso el concepto del desarrollo sostenible. En este modelo el desarrollo pasa a ser visto a través de un prisma de responsabilidad; ya no es sólo el crecimiento sostenido lo que interesa sino que se atiende a los tiempos de los procesos naturales y, principalmente, a los impactos de la actividad económica sobre las generaciones futuras. Desde esta visión ya no es adecuado buscar el máximo beneficio del ahora sino considerar la sostenibilidad del mañana. Medina observa que este nuevo modelo se caracteriza por ser universalista y globalizador, procurando la homogeneización cultural y económica; es decir, se trata de un modelo desde el cual se “baja línea” desde los polos de poder mundial hacia los polos periféricos. Para estos últimos, el modelo se traduce en una implantación que difícilmente puede traducirse en un desarrollo real sino más bien, en el mejor de los casos, en una asimilación  de la exogeneidad. Se ha observado que un modelo de desarrollo sostenible que fue exitoso en un contexto, no necesariamente debe serlo para otros; de hecho, lo más probable es que no sea adaptable en absoluto.
Medina propone el concepto de desarrollo compatible, un modelo que se caracterizaría por ser relativista y regionalizador, por reconocer la máxima diversidad y la autonomía cultural y por estar abierto a la creatividad e innovación. Uno de los principales elementos que lo diferencia de los modelos anteriores es su direccionalidad ascendente, es decir, el desarrollo se configura de abajo hacia arriba, desde los actores hacia los dirigentes; en este modelo la legitimización es democrática, vale decir resulta de la evaluación y la decisión de todos los actores implicados. En otros términos, el desarrollo se gesta desde el interior de las comunidades, no desciende como una receta mágica desde organizaciones externas a las mismas.
Otras propuestas de desarrollo sostenible han derivado del informe de La Haya (1991) que parte de un principio de desarrollo universalmente aceptado:  el desarrollo debe satisfacer las necesidades de la generación actual sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. El informe también reconoce que los modelos de desarrollo sostenible “deben ser participativos y basarse en la comunidad”; sin embargo, se habla de una nueva ética mundial de los modelos de desarrollo y de modelos de consumo material susceptibles de ser repetidos respetando la diversidad cultural (sic). De este modo, enfatiza la posibilidad de una interpretación global común del concepto de ética (cuya definición difícilmente sea unívoca en todas las culturas) y la repetibilidad de modelos más o menos estandarizados.
Jiménez Herrero (1997) llega aún más lejos: expresa directamente la necesidad de una cooperación para la transferencia desde el Norte hacia el Sur de tecnologías ambiental y socialmente apropiadas y de la responsabilidad de los países desarrollados de liderar el proceso de desarrollo sostenible en todo el mundo. Desde otro enfoque teórico podría señalarse que esta concepción significa una eternización de la dependencia.
Desde una perspectiva próxima a la del desarrollo compatible, Boisier (1997) caracteriza al desarrollo regional como “un vector cuyos elementos son la autonomía creciente, la también creciente capacidad de retención (y reinversión) de una proporción del excedente, la inclusión social (tanto en términos distributivos inter-personales como de participación política), la sustentabilidad ambiental y la auto identificación socio-territorial”. En otros términos, el desarrollo surge por generación endógena de las comunidades y no por determinaciones exógenas a las mismas. El autor emplea la metáfora de la cometa, tomando cada una de las seis varillas que forman su estructura para armar el hexágono del desarrollo, en el cual debe haber sinergia entre los factores que lo potencian, a saber: los actores (individuales, corporativos y colectivos), las instituciones, los procedimientos, la cultura, los recursos y el entorno.
Otro aporte interesante es el trabajo de Coraggio (2001) donde se examina el rol de los municipios.  El autor señala que no sirve que los municipios compitan entre sí por ser centros de la inversión de capitales globales, lo que produciría fuertes desequilibrios económicos y consecuentes migraciones internas desde lugares menos favorecidos; tampoco es la solución cerrarse a las inversiones; lo que en verdad resulta indispensable es generar un marco donde los intereses de ganancia de capital sean compatibles con los intereses de la sociedad de integrarse más equitativamente. En definitiva, es “desde adentro y abajo (no desde afuera y arriba) y en confrontación o negociación fuerte con las fuerzas externas que el desarrollo va a surgir”. Este desarrollo endógeno es el que atraerá las inversiones del tipo replicador y no aquellas desfoliadoras que sólo aumentan la disparidad en las sociedades. En una sociedad fuerte con capacidad de sostener un desarrollo que no se traduzca en un mero crecimiento económico, los municipios deben facilitar la “construcción de redes sociales capaces de resolver problemas, de participar y auto representarse en la esfera pública”. Para avanzar hacia este ideal de integración, urge que los dirigentes de los municipios, a través de las áreas que correspondan, asuman sus papeles de mediadores y propicien el encuentro de todos los sectores sociales en espacios participativos para construir alternativas.


Consideraciones que resultan del análisis


La legislación turística, los planes de desarrollo turístico y las propuestas de gestión no contemplan suficientemente la cuestión de la redistribución y el uso de los recursos generados por el turismo desde una perspectiva social abarcativa de todos los sectores del  destino turístico. Ninguno de los documentos revisados fija o prevé  mecanismos para evitar la concentración de los beneficios económicos exclusivamente en el sector turístico ni explicita el propósito de orientar recursos del sector a políticas sociales y ambientales destinadas a evitar, contrarrestar o revertir los impactos negativos de la actividad. Si bien los planes y lineamientos de gestión reconocen la importancia de la educación y de la formación de la conciencia ambiental de los residentes para asegurar la calidad del destino, los recursos destinados a la ejecución de estas acciones resultan poco significativos en relación a los comprometidos en las campañas de promoción. 
Posiblemente los actores políticos y económicos parten del supuesto que el crecimiento del turismo potenciará el denominado “efecto derrame” de los beneficios hacia toda la sociedad.  Según esta teoría del derrame económico, inspirada en las formulaciones de Simon Kuznets, era necesario apoyar los procesos de crecimiento y concentración económica con el supuesto que el  derrame hacia abajo en la escala social a mediano plazo de ese crecimiento permitiría un equilibrio entre sectores. Sin embargo, el estado actual del conocimiento permite afirmar, como lo hace Gelman (2006), que el derrame nunca llegó o en el mejor de los casos apenas fueron algunas gotas derramadas y que en definitiva lo único que quedó en pie de esta teoría es la creciente desigualdad.
Desde un enfoque optimista de la actividad se sostiene que el turismo es generador de empleos, sin embargo, nada se dice de los empleos estacionales y no cualificados, tampoco se dice que el empleo, como señala Lindenboin (en Halperín, 2007), es el peor distribuidor del ingreso.  
Frente a la permanente preocupación de funcionarios y planificadores por la concientización de la población, no podemos dejar de preguntarnos: ¿quién concientiza al Estado y a los empresarios sobre sus obligaciones sociales?
El Estado debe fiscalizar la calidad de las prestaciones y el cumplimiento de la normativa específica del sector pero su rol regulador no puede limitarse a estas funciones, también debe intervenir para promover, como señala Lindenboin (en Halperín 2007), una mayor equidad en la distribución primaria, generando mecanismos para optimizarla. 
Desde la perspectiva del desarrollo compatible, es imperativo que los responsables de la gestión pública desarrollen la capacidad de realizar lecturas más complejas y menos parciales de la problemática social a fin de  identificar las interrelaciones entre los procesos. Para aclarar lo que queremos decir basta un ejemplo. Probablemente la mucama que limpia la suite de un hotel 5 estrellas, pueda ser también aquella que vive hacinada junto con su marido y cinco hijos en una diminuta casilla, sin servicios cloacales, tomando agua de un chorrillo contaminado, porque no puede cubrir el alto costo de un alquiler, debido a la excesiva demanda y la insuficiente oferta habitacional. Por otro lado, de nada servirá contar con los mejores hoteles, si los pasajeros alojados verán a través de sus ventanas, en lugar de un paisaje de montañas y bosques, laderas saturadas de asentamientos precarios con una población viviendo en condiciones miserables.
El informe del Concejo Provincial de Turismo (2007) advierte sobre  la grave situación de riesgo ambiental en que se encuentran los barrios y sectores bajos de la ciudad ubicados al pie del faldeo donde se están produciendo ocupaciones irregulares de tierras. Asimismo, expresa la necesidad de estudiar y definir soluciones conjuntas y coordinadas entre las distintas instituciones responsables del manejo urbano y ambiental o de implementarlas en el caso de que las soluciones ya estén planificadas, como único medio de dar respuesta a las demandas sociales y habitaciones existentes y de frenar el acelerado proceso de deterioro ambiental. En este sentido, el Concejo recomienda medidas a corto plazo y medidas urgentes, entre las primeras implementar alternativas concretas de solución a la emergencia habitacional en forma coordinada entre la Municipalidad, DPOSS, DPE, IPV y la Autoridad ambiental (entre otros); entre las urgentes, señala la necesidad de impedir nuevas ocupaciones en las laderas, que sigan generando riesgos ambientales a la población.
Otro informe que contiene los resultados de los estudios realizados en la cuenca del arroyo Buena Esperanza (Mintegui, Robredo 2008) señala que “en la actualidad y como norma general el manejo de los recursos agua y bosque y el uso de la tierra se realiza en forma no vinculada, prácticamente sin coordinación entre los responsables”, destacando que los bosques representan un factor de protección fundamental ante el riesgo de inundaciones y aludes, siendo la cubierta boscosa la mejor defensa ante la erosión hídrica del suelo.
En este contexto, es imperativo identificar las condiciones que harían posible un  desarrollo turístico sustentable socialmente.
Considerando la problemática socio-ambiental de la Provincia, no basta con optimizar los servicios turísticos e implementar estrategias de promoción que asegure1n el aumento de los arribos turísticos.
Calidad, competitividad y sustentabilidad, premisas recurrentemente declamadas en el discurso turístico, deberían traducirse en el contexto actual en las siguientes acciones:

·         Cuidado de los recursos que conforman nuestro patrimonio comunitario y que constituyen los atractivos turísticos del destino,  particularmente el paisaje urbano que viene sufriendo un alarmante deterioro;
·         Evaluar rigurosamente la capacidad de carga del destino a fin de que los gastos para conservar el patrimonio natural y cultural no desborden los ingresos; 
·         Evaluar y definir las modalidades de turismo compatibles con las características de los sistemas naturales, sus condiciones y recursos;
·         Asegurar las condiciones que alientan la elección del destino entre otros semejantes en la región, entre ellas la seguridad;
·         Desarrollar políticas articuladas entre las diferentes áreas de gestión pública y diseñadas a partir de los aportes de las distintas instituciones vinculadas directamente o no a la actividad;
·         Contribuir al mejoramiento de  las condiciones de vida de la población a través de una redistribución equitativa de los beneficios generados por el turismo, moderando la concentración de los mismos en el sector de los prestadores  y orientando recursos a impedir o revertir las situaciones de riesgo humano y ambiental.

Reconociendo que el turismo se ha configurado en los últimos años como uno de los sectores más dinámicos de la economía provincial y por tanto en uno de los catalizadores de los flujos migratorios hacia Tierra del Fuego,  nos preguntamos: ¿De qué modo y en qué medida el acelerado crecimiento del turismo ha gravitado en la actual problemática socio-ambiental? Y, por otro lado, ¿En qué medida  las acciones desarrolladas desde las áreas de gestión del turismo han contribuido a aportar alternativas concretas para generar soluciones articuladas entre el Estado, el sector privado y las  organizaciones de la sociedad civil?
En relación al segundo interrogante, podemos señalar que no se detectó un solo plan, programa o proyecto que contemple, entre sus objetivos, orientar una parte de este ingreso directo de exportaciones proveniente del Turismo receptivo, a la satisfacción de las crecientes demandas sociales y a contrarrestar los impactos negativos de las intervenciones en el espacio urbano. Sólo el programa propuesto por la Secretaría de Turismo Municipal delinea algunas acciones de carácter coyuntural.
Consideramos que la opción por un desarrollo turístico sustentable compromete la elaboración de indicadores que permitan medir, entre otros, la evolución del bienestar social general y no sólo el crecimiento del sector; la satisfacción de las necesidades de la población –que se traduce en el mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad anfitriona y por tanto del destino-  y no sólo las necesidades de los prestadores de servicios y los visitantes; la inclusión social en términos distributivos de los beneficios económicos y no sólo de participación política.
La integración del destino turístico Tierra del Fuego al mercado internacional abre, desde nuestra visión,  dos alternativas:  una integración pasiva con excesiva dependencia de los tour operadores que, como señala Muñoz de Escalona (2004), no son sólo intermediarios sino también productores de turismo, o bien desarrollar, desde los limitados márgenes de libertad e iniciativa disponibles, estrategias de integración a partir de una oferta de turismo que sea empresarialmente rentable, compatible con un uso responsable de los recursos y que disminuya, o por lo menos no amplíe, las desigualdades sociales.     
Y portando en nuestros equipajes más preguntas que respuestas, más dudas que certezas... seguimos en marcha, turistas y vagabundos; los semituristas-semivagabundos que somos la mayoría de los miembros de nuestra sociedad de consumidores-viajeros... nuestras suertes están entrelazadas hasta un grado que los intereses turísticos, mientras duren, no querrán reconocer. (Bauman 1999)

 


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SECRETARÍA DE TURIMO DE LA NACIÓN. Plan Federal Estratégico de Turismo Sustentable. Año 2005.


Artículos periodísticos

GONZALEZ FRAGA, J., 2008, La Nación debe resignar fondos a favor de las provincias, Reportaje en Diario del Fin del Mundo, 29/09/08
HALPERÍN, J. El costado perverso de la desigualdad social: que a nadie le importa. Diálogo con el economista Javier Lindenboin, El País,  12/08/07.
LASA, L., De turistas y emigrantes, Diario de Cádiz, 24/07/06.

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