SOBRE
LA NECESIDAD DE RECONCEPTUALIZAR EL DESARROLLO Y LA ACTIVIDAD TURÍSTICA DESDE
UNA PERSPECTIVA SOCIAL.
UNA
APROXIMACIÓN AL CASO DE TIERRA DEL FUEGO
Adrián
Ayala. Cecilia Colombres. Matías Prost Konrad. Teresa Yanzi
Presentación
Los expertos del turismo vinculados a los sectores político y empresarial han
promovido, con argumentos variados, la
creencia de que el desarrollo es una consecuencia natural o necesaria del
crecimiento de la actividad turística, tomando como indicador de éxito el
aumento continuo del número de turistas. Desde el campo académico se viene
cuestionado esta visión, a partir de la ampliación del conocimiento de las
diferentes dimensiones de los procesos que configuran la actividad turística:
económica, política, social, cultural y ambiental.
Los estudios dedicados a repensar los problemas del desarrollo en
el contexto global y particularmente en América Latina ofrecen herramientas y
enfoques válidos para revisar críticamente los supuestos de esta visión
legitimada por empresarios y funcionarios.
Partiendo de este horizonte teórico, el propósito del presente
trabajo es ofrecer algunos elementos para evaluar en qué medida, el modo en que
se configura la actividad turística, contribuye al desarrollo en Tierra del
Fuego. Particularmente, nos interesa analizar a través del examen de la
normativa vigente, de los planes y de los lineamientos de gestión pública el
grado de correspondencia entre el discurso de los actores políticos sobre
el “turismo sustentable” y las acciones
efectivamente implementadas, o las que se pretenden desarrollar, para asegurar
que los beneficios de la actividad alcancen a todos los sectores de la
sociedad.
Nuestra reflexión se desarrolló en torno a los siguientes interrogantes:
¿Se ha dado el supuesto efecto “derrame” de los beneficios económicos
provenientes del turismo o, por el contrario, el acelerado crecimiento del
sector acentúa la desigualdad? ¿En qué medida las políticas públicas han
favorecido la redistribución de este ingreso directo de exportaciones?
El marco normativo y regulador de la actividad turística ¿posibilita una
redistribución inclusiva y por tanto abarcativa de todos los sectores sociales?
¿Limita el abanico de toma de decisiones a la implementación de políticas
sectoriales?
Las intervenciones del Estado, ¿favorece la captación de recursos
económicos, provenientes del turismo, para la implementación de políticas
orientadas a contrarrestar los impactos ambientales y sociales no deseados?
El crecimiento continuo del número de turistas ¿contribuye al
mejoramiento de la calidad de vida de los residentes?
Las páginas que siguen no pretenden responder a todas estas
preguntas; nuestro objetivo es más discreto, nos proponemos presentar algunos
de los argumentos que nos han llevado a formularlas.
En primer término, expondremos algunas consideraciones sobre los
marcos normativos y de gestión que ofrecen la Ley Nacional de Turismo, la Ley
Provincial de Turismo, el Plan Estratégico de Desarrollo Turístico Sustentable
de Ushuaia y las propuestas de gestión
de las actuales autoridades del INFUETUR.
En segundo término, ofreceremos una síntesis de las formulaciones
que han permitido reconceptualizar la noción de desarrollo y de los
enfoques que condicionan las visiones y
opciones de los actores económicos y políticos.
Concluiremos con una serie de reflexiones que resultan del
análisis de las fuentes consultadas y que estimamos pueden contribuir a ampliar
la discusión sobre las complejas relaciones entre el desarrollo turístico y la
sustentabilidad social en Tierra del Fuego.
Marcos normativos y de gestión
Ley Nacional de Turismo
Sancionada el 16 de diciembre de 2004 como ley 25.997, la Ley
Nacional de Turismo ha sido calificada como una norma innovadora. Esta
establece como deber la realización de un Plan Federal Estratégico a los
efectos de buscar una continuidad en el tiempo de las políticas públicas
respecto al sector. Mas aún, el Secretario de Turismo de la Nación, Carlos E. Meyer,
señala en la Introducción
de la Ley, el
propósito de “consolidar al sector como un pilar de productividad en la
economía nacional”.
La ley considera al Turismo como una actividad estratégica y como una de las políticas de estado
prioritarias, declarando al turismo receptivo de interés nacional.
La norma busca integrar los conceptos de desarrollo sostenible y
sustentable, interpretando como sostenible la capacidad de sostener en el
tiempo la capacidad de brindar beneficios y como sustentable la preservación de
todos los recursos afectados a la actividad turística.
La ley marca los lineamientos de un proceso orientado a establecer
un diagnóstico de la realidad turística que será abordada no desde una
elaboración de gabinete sino a través del aporte de todos los actores que
operan en la actividad turística, los residentes y todos los saberes
disciplinarios.
Asimismo, crea el Fondo Nacional de Turismo, por un plazo de diez
años, que se integra, entre otros factores, por impuestos a pasajes de
transportes aéreos, marítimos y fluviales internacionales adquiridos por
ciudadanos argentinos. Entre los diferentes destinos asignados a estos fondos,
se mencionan los incentivos de fomento turístico, entre los cuales se encuentra
la utilización de materias primas y/o insumos nacionales, para potenciar el incremento de la demanda
turística.
Por otra parte, en el primer anexo de la ley se establecen las
actividades relacionadas directa e indirectamente con el Turismo según la Organización Mundial
del Turismo (OMT), todas susceptibles de ser incentivadas, aunque reconociendo que el registro puede estar incompleto y dejando
abierta la posibilidad de que la autoridad de aplicación de la ley –la
Secretaría de Turismo de la
Nación, con rango de Secretaría de Estado- agregue más actividades
al listado.
Ley Provincial de Turismo
La Ley Nº 65, denominada Ley Provincial de Turismo, fue promulgada
el 5 de enero de 1993 (D.P. Nº 0004). Transitando su articulado observamos la
declaración de objetivos, la formulación de definiciones clave –turismo,
turista, prestador turístico, entre otras- y la atención a cuestiones
operativas tales como autoridad de aplicación, estructuras, tareas y
responsabilidades. Esta ley expresa, en su artículo primero, que su objetivo es
“el desarrollo integral del turismo y su ejecución política; la protección
del patrimonio turístico, cultural y ecológico; como así también propiciar la
capacitación técnica y operativa en todos los niveles del sector turístico, en
el ámbito de la Provincia
de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur”.
Entre los objetivos fundamentales de la autoridad de aplicación se
encuentran los conservacionistas (art. 8, inciso g); entre las acciones para
cumplir estos objetivos, la ley establece el resguardo y protección de los recursos
naturales (art. 9, inciso g).
En el artículo 21, inciso i, se precisa que el objetivo del
INFUETUR es “proteger en coordinación con los demás organismos competentes
de la Provincia, el patrimonio turístico, cultural, histórico, paisajístico y
ecológico”.
Entre las funciones del presidente del INFUETUR (art. 26) se
encuentran:
a) Dictar medidas e implementar acciones tendientes a preservar y
conservar los recursos turísticos.
b) Proyectar los planes de infraestructura turística y gestionar
créditos ante los organismos pertinentes para la construcción, reconstrucción o
mejoramiento de la misma.
Sin embargo, a más de
quince años de su promulgación, los artículos mencionados arriba, a excepción
del art. 21, no han sido reglamentados, aunque sí lo han sido otros artículos
referidos a la recaudación de los fondos, la instrumentación de acciones de
control, habilitación, etc.
En cuanto a la asignación de recursos, se declara al INFUETUR ente
autárquico (art. 19), lo que implica que los recursos obtenidos por la entidad
son propios y no para uso general del Estado Provincial; no obstante, el
organismo participa de la asignación de recursos de la Ley de Presupuesto.
Por otra parte, si bien queda
claro el origen de los recursos (art. 35), no es así respecto a la forma
de uso; en la reglamentación (D.P. 2621/93) sólo se exige que el ente
autárquico lleve un registro de uso de los recursos.
La ley, al referirse a los participantes del Consejo Provincial de
Turismo (art. 30), establece que sus
integrantes son representantes
sectoriales, aclarándose en la reglamentación (D.P. 2621/93) que “deberán
ser personas versadas y con conocimientos en la materia turística”. No se
contempla la participación de otros actores de la sociedad civil que podrían
realizar valiosos aportes respecto al aprovechamiento de los recursos
originados en las actividades turísticas.
Por otro lado, en ninguna parte de la ley encontramos precisiones
sobre las acciones de conservación y los mecanismos de resguardo y protección,
tampoco definiciones sobre patrimonio turístico, cultural, histórico,
paisajístico y ecológico.
No
se prevé la identificación de los problemas ambientales ni la posibilidad de
orientar un porcentaje de los recursos obtenidos por el Turismo a solucionar o
prevenir las situaciones de riesgo; tampoco se define si la autoridad de
aplicación de la ley 65 tiene responsabilidad directa o no, y si pueden
articular acciones con otras áreas de la administración pública para que las
acciones correctivas o preventivas se lleven adelante.
Plan Estratégico de Turismo Sustentable de Ushuaia
(PETS)
El plan encargado a la consultora española PLANTA S.A. pretende
ser un esquema de desarrollo sustentable del destino Ushuaia, encaminado a
orientar las acciones durante el período 2007 – 2017.
La Municipalidad de Ushuaia gestionó la elaboración del plan,
mientras que el Gobierno de España subvencionó su realización a través de los
Fondos de Ayuda al Desarrollo (FAD).
El trabajo se inició en junio de 2006, presentándose el informe
final a la Municipalidad
de Ushuaia y a la comunidad turística el 20 de marzo de 2007.
Los actores consultados durante el desarrollo del plan, fueron:
a) Sector público: Instituto Fueguino de Turismo, profesionales
del CADIC, expertos locales en Turismo entre los que se contaron docentes de la
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco y funcionarios de la
Intendencia del Parque Nacional Tierra del Fuego.
b) Sector privado: Cámara de Turismo, Cámara Hotelera y Gastronómica, Asociación de
Hoteles de Turismo (AIT) – filial Ushuaia, Cámara Servicios Cama y Desayuno
(B&B) de TDF, Cámara de Comercio, Asociación de Agencias Fueguinas de Viaje
y Turismo, Asociación de Guías de la Provincia de Tierra de Fuego.
Entes mixtos: Agencia de Desarrollo Ushuaia
En el acápite “Visión” se
expone cómo imaginan estos actores a la ciudad de Ushuaia en el año 1017: “Queremos
un destino con identidad y diferenciación en el contexto nacional e
internacional, que sea de calidad, competitivo y sustentable, en el que haya participación
activa de los actores locales, generando una distribución equitativa de los
beneficios económicos de la actividad entre toda la sociedad.”
Si
bien este enunciado general expresa con claridad el propósito de incluir a
todos los sectores en los beneficios del turismo, no encontramos en los
objetivos específicos del plan ninguna formulación concreta sobre los modos de
realizarlo ni referencia a los mecanismos de redistribución del ingreso
generado por el crecimiento de la actividad.
Por otro lado, el examen de las líneas de acción (10), los programas
(31) y los proyectos (120) plantea dudas sobre la coherencia entre la visión
que los actores tienen del escenario ideal para el futuro y las acciones que se
proponen para lograrlo.
Para cada uno de los proyectos se establecen diferentes
prioridades en base a la relevancia de los mismos para la comunidad turística
de Ushuaia, valoración efectuada por los mismos actores locales en los talleres
participativos. La clasificación fue realizada a través de la siguiente escala
de prioridades: máxima, alta, media y baja. Veamos a continuación la prioridad
asignada a los programas y proyectos incluidos en la línea de acción nº 5,
referida a la inclusión social a través del Turismo:
Concientización Turística.
Se trata de un programa que comprende los tres proyectos.
Campañas de concientización para “generar” sentimiento de
pertenencia y afecto al lugar entre los residentes.
Responsable de ejecución: Secretaría de Desarrollo Social.
Presupuesto: 108.500 $. Fuente de financiación: con cargo al
presupuesto ordinario con dotación específica.
Prioridad: Media
Campañas de concientización de todos los residentes en el valor
social, económico y ambiental de la actividad turística y en la importancia de
la hospitalidad y trata amable al turista.
Responsable de ejecución: Secretaría de Turismo /INFUETUR
Presupuesto: 77.500 $ Fuente de financiación: con cargo al
presupuesto ordinario con dotación específica.
Prioridad: Máxima
Campañas de concientización sobre la importancia y utilidad de la
contribución fiscal para la provisión de obras y servicios públicos.
Responsable de ejecución: Secretaría de Hacienda y Finanzas /
Ministerio de Economía, Hacienda y Finanzas.
Presupuesto: 62.000 $ Fuente de financiación: con cargo al
presupuesto ordinario con dotación específica.
Prioridad: Alta
Proyectos sociales
Apoyo a los proyectos de la
Secretaría de Desarrollo Social de la Municipalidad que desarrollan servicios y
componentes turísticos y recreativos para el residente (ej. “Senderos Antiguos
y Circuitos de interpretación, “Emprendimientos sociales productivos”,
“Formación para el Trabajo”, etc.).
Responsable de ejecución: Secretaría de Turismo/ InFueTur / Resto de
dependencias de Municipalidad y Provincia. Presupuesto: 155.000 $. Fuente de
financiación: con cargo al presupuesto ordinario con dotación específica.
Prioridad: Baja
De este modo, si bien en la visión se declara el propósito de generar una
distribución equitativa de los beneficios económicos de la actividad entre toda
la sociedad, a la hora de
establecer acciones encontramos:
*
Tres proyectos orientados a direccionar las actitudes de los residentes hacia
el turista, calificados con prioridades
media, máxima y alta, que redundan en beneficio de los sectores directamente
vinculados al turismo en tanto se dirigen a incentivar la permanencia de los
turistas y a crear una imagen positiva del destino;
* Un conjunto impreciso de proyectos sociales, enunciados a modo
de ejemplo, con una asignación de prioridad baja.
Propuesta de gestión 2008/2011 de la Presidente del INFUETUR, Lic. María Silvia Bouteiller.
La “Propuesta de desarrollo y consolidación turísticos para Tierra
del Fuego” contempla en los objetivos generales la inclusión de la población
local aunque se refiere exclusivamente al desarrollo de proyectos que faciliten
su participación en actividades turístico-recreativas.
En los 29 objetivos específicos delineados para el fortalecimiento
de la actividad turística en la Provincia, encontramos algunas acciones
directamente destinadas a la comunidad, entre ellas la instalación de escuelas
de oficios afines al sector para la formación laboral, el desarrollo de
programas educativos y de concientización ambiental y la creación de áreas recreativas.
El documento menciona entre los factores socio-ambientales que
afectan la calidad del destino: la despersonalización de las zonas urbanas, las
corrientes migratorias que ahogaron costumbres locales, la falta de conciencia
ambiental y, por último, la presión social que actúa negativamente en los
siguientes aspectos:
- Deterioro
del paisaje urbano y suburbano debido a las construcciones precarias;
- Fuerte
presión por parte de la población local sobre zonas recreativas aledañas con
grave daño ambiental (basura, botellas vacías, árboles quemados debido a la
desaprensión en el encendido de fuegos, etc.);
- Suelta de
animales de compañía: perros que atemorizan a los paseantes urbanos y atacan
animales en la zona rural;
- Mayor
demanda de agua, alimento y energía.
Si bien se identifican las variables socio-ambientales que el
presente afectan la calidad de vida de la población fueguina –y por ende la
calidad del destino-, no parece advertirse la relación entre los problemas
señalados y el crecimiento sostenido del turismo. En consecuencia, las
cuestiones claramente identificadas en el pre-diagnóstico no son tenidas en
cuenta a la hora de formular los objetivos de gestión.
Advertimos además otras omisiones en la propuesta de gestión:
- El
establecimiento de prioridades de acción.
- La
definición de mecanismos que aseguren una redistribución de los beneficios
económicos generados por la actividad a toda la comunidad.
- La
formulación de alternativas para aumentar el valor agregado del producto
turístico Tierra del Fuego que contemplen no sólo la generación de empleos
productivos sino también la activación de procesos de patrimonialización por
parte de los actores locales.
Algunas conceptualizaciones de desarrollo
El itinerario de lecturas seguido en diversas asignaturas del
ciclo superior de la carrera de Turismo, nos permite realizar una selección de
aportes teóricos sobre el concepto de desarrollo. En primer término,
encontramos interesante la crítica propuesta por Medina (1997) a los modelos de
desarrollo reconocidos en los últimos años. Por un lado, el modelo de
desarrollo sostenido que se basa en un crecimiento económico constante
impulsado por las leyes del mercado. Este modelo se deriva del liberalismo
económico, defensor del sistema de mercado libre, es decir, de la no
intervención estatal. Las premisas básicas de este modelo son: a) la
intervención del Estado en el mercado es contraproducente y sólo puede empeorar
la situación; b) el mercado se autorregula resolviendo por sí mismo los
desequilibrios entre la oferta y la demanda; c) no es posible suprimir las
desigualdades ya que vienen dadas por la naturaleza humana.
Este modelo de desarrollo adolece de limitaciones importantes. Una
es su tendencia a la depredación y agotamiento de los recursos ya que contempla
únicamente el punto de vista de la rentabilidad empresarial: minimizar costos,
maximizar beneficios y esto en el menor tiempo posible, lo que implica muchas
veces ir en contra de los tiempos de la naturaleza que son ciertamente más
largos. Otra limitación es la progresiva concentración del capital y de los
beneficios en el sector más dinámico. Desde el paradigma que propone este
modelo, el crecimiento de la economía se traduce usualmente en una creciente
desigualdad.
Como contrapartida a este paradigma, se propuso el concepto del
desarrollo sostenible. En este modelo el desarrollo pasa a ser visto a través
de un prisma de responsabilidad; ya no es sólo el crecimiento sostenido lo que
interesa sino que se atiende a los tiempos de los procesos naturales y,
principalmente, a los impactos de la actividad económica sobre las generaciones
futuras. Desde esta visión ya no es adecuado buscar el máximo beneficio del
ahora sino considerar la sostenibilidad del mañana. Medina observa que este
nuevo modelo se caracteriza por ser universalista y globalizador, procurando la
homogeneización cultural y económica; es decir, se trata de un modelo desde el
cual se “baja línea” desde los polos de poder mundial hacia los polos
periféricos. Para estos últimos, el modelo se traduce en una implantación que
difícilmente puede traducirse en un desarrollo real sino más bien, en el mejor
de los casos, en una asimilación de la
exogeneidad. Se ha observado que un modelo de desarrollo sostenible que fue
exitoso en un contexto, no necesariamente debe serlo para otros; de hecho, lo
más probable es que no sea adaptable en absoluto.
Medina propone el concepto de desarrollo compatible, un modelo que
se caracterizaría por ser relativista y regionalizador, por reconocer la máxima
diversidad y la autonomía cultural y por estar abierto a la creatividad e
innovación. Uno de los principales elementos que lo diferencia de los modelos
anteriores es su direccionalidad ascendente, es decir, el desarrollo se
configura de abajo hacia arriba, desde los actores hacia los dirigentes; en
este modelo la legitimización es democrática, vale decir resulta de la
evaluación y la decisión de todos los actores implicados. En otros términos, el
desarrollo se gesta desde el interior de las comunidades, no desciende como una
receta mágica desde organizaciones externas a las mismas.
Otras propuestas de desarrollo sostenible han derivado del informe
de La Haya (1991) que parte de un principio de desarrollo universalmente
aceptado: “el desarrollo debe satisfacer las necesidades de la generación actual
sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus
propias necesidades”. El informe también reconoce que los modelos de
desarrollo sostenible “deben ser
participativos y basarse en la comunidad”; sin embargo, se habla de una
nueva ética mundial de los modelos de desarrollo y de modelos de consumo
material susceptibles de ser repetidos
respetando la diversidad cultural (sic). De este modo, enfatiza la
posibilidad de una interpretación global común del concepto de ética (cuya
definición difícilmente sea unívoca en todas las culturas) y la repetibilidad
de modelos más o menos estandarizados.
Jiménez Herrero (1997) llega aún más lejos: expresa directamente
la necesidad de una cooperación para la transferencia desde el Norte hacia el
Sur de tecnologías ambiental y socialmente apropiadas y de la responsabilidad
de los países desarrollados de liderar el proceso de desarrollo sostenible en
todo el mundo. Desde otro enfoque teórico podría señalarse que esta concepción
significa una eternización de la dependencia.
Desde una perspectiva próxima a la del desarrollo compatible,
Boisier (1997) caracteriza al desarrollo regional como “un vector cuyos
elementos son la autonomía creciente, la también creciente capacidad de
retención (y reinversión) de una proporción del excedente, la inclusión social
(tanto en términos distributivos inter-personales como de participación
política), la sustentabilidad ambiental y la auto identificación
socio-territorial”. En otros términos, el desarrollo surge por generación
endógena de las comunidades y no por determinaciones exógenas a las mismas. El
autor emplea la metáfora de la cometa, tomando cada una de las seis varillas
que forman su estructura para armar el hexágono del desarrollo, en el cual debe
haber sinergia entre los factores que lo potencian, a saber: los actores
(individuales, corporativos y colectivos), las instituciones, los
procedimientos, la cultura, los recursos y el entorno.
Otro aporte interesante es el trabajo de Coraggio (2001) donde se
examina el rol de los municipios. El
autor señala que no sirve que los municipios compitan entre sí por ser centros
de la inversión de capitales globales, lo que produciría fuertes desequilibrios
económicos y consecuentes migraciones internas desde lugares menos favorecidos;
tampoco es la solución cerrarse a las inversiones; lo que en verdad resulta
indispensable es generar un marco donde los intereses de ganancia de capital
sean compatibles con los intereses de la sociedad de integrarse más
equitativamente. En definitiva, es “desde
adentro y abajo (no desde afuera y arriba) y en confrontación o negociación
fuerte con las fuerzas externas que el desarrollo va a surgir”. Este
desarrollo endógeno es el que atraerá las inversiones del tipo replicador y no
aquellas desfoliadoras que sólo aumentan la disparidad en las sociedades. En
una sociedad fuerte con capacidad de sostener un desarrollo que no se traduzca
en un mero crecimiento económico, los municipios deben facilitar la “construcción de redes sociales capaces de
resolver problemas, de participar y auto representarse en la esfera pública”.
Para avanzar hacia este ideal de integración, urge que los dirigentes de los
municipios, a través de las áreas que correspondan, asuman sus papeles de
mediadores y propicien el encuentro de todos los sectores sociales en espacios
participativos para construir alternativas.
Consideraciones que resultan del análisis
La legislación turística, los planes de desarrollo turístico y las
propuestas de gestión no contemplan suficientemente la cuestión de la
redistribución y el uso de los recursos generados por el turismo desde una
perspectiva social abarcativa de todos los sectores del destino turístico. Ninguno de los documentos
revisados fija o prevé mecanismos para
evitar la concentración de los beneficios económicos exclusivamente en el
sector turístico ni explicita el propósito de orientar recursos del sector a
políticas sociales y ambientales destinadas a evitar, contrarrestar o revertir
los impactos negativos de la actividad. Si bien los planes y lineamientos de
gestión reconocen la importancia de la educación y de la formación de la
conciencia ambiental de los residentes para asegurar la calidad del destino,
los recursos destinados a la ejecución de estas acciones resultan poco
significativos en relación a los comprometidos en las campañas de
promoción.
Posiblemente los actores políticos y económicos parten del
supuesto que el crecimiento del turismo potenciará el denominado “efecto
derrame” de los beneficios hacia toda la sociedad. Según esta teoría del derrame económico,
inspirada en las formulaciones de Simon Kuznets, era necesario apoyar los
procesos de crecimiento y concentración económica con el supuesto que el derrame hacia abajo en la escala social a
mediano plazo de ese crecimiento permitiría un equilibrio entre sectores. Sin
embargo, el estado actual del conocimiento permite afirmar, como lo hace Gelman
(2006), que el derrame nunca llegó o en el mejor de los casos apenas fueron
algunas gotas derramadas y que en definitiva lo único que quedó en pie de esta
teoría es la creciente desigualdad.
Desde un enfoque optimista de la actividad se sostiene que el
turismo es generador de empleos, sin embargo, nada se dice de los empleos
estacionales y no cualificados, tampoco se dice que el empleo, como señala
Lindenboin (en Halperín, 2007), es el peor distribuidor del ingreso.
Frente a la permanente preocupación de funcionarios y
planificadores por la concientización de la población, no podemos dejar de
preguntarnos: ¿quién concientiza al Estado y a los empresarios sobre sus
obligaciones sociales?
El Estado debe fiscalizar la calidad de las prestaciones y el
cumplimiento de la normativa específica del sector pero su rol regulador no
puede limitarse a estas funciones, también debe intervenir para promover, como
señala Lindenboin (en Halperín 2007), una mayor equidad en la distribución
primaria, generando mecanismos para optimizarla.
Desde la perspectiva del desarrollo compatible, es imperativo que
los responsables de la gestión pública desarrollen la capacidad de realizar
lecturas más complejas y menos parciales de la problemática social a fin
de identificar las interrelaciones entre
los procesos. Para aclarar lo que queremos decir basta un ejemplo.
Probablemente la mucama que limpia la suite de un hotel 5 estrellas, pueda ser
también aquella que vive hacinada junto con su marido y cinco hijos en una
diminuta casilla, sin servicios cloacales, tomando agua de un chorrillo
contaminado, porque no puede cubrir el alto costo de un alquiler, debido a la
excesiva demanda y la insuficiente oferta habitacional. Por otro lado, de nada
servirá contar con los mejores hoteles, si los pasajeros alojados verán a
través de sus ventanas, en lugar de un paisaje de montañas y bosques, laderas
saturadas de asentamientos precarios con una población viviendo en condiciones
miserables.
El
informe del Concejo Provincial de Turismo (2007) advierte sobre la grave situación de riesgo ambiental en que
se encuentran los barrios y sectores bajos de la ciudad ubicados al pie del
faldeo donde se están produciendo ocupaciones irregulares de tierras. Asimismo,
expresa la necesidad de estudiar y definir soluciones conjuntas y coordinadas
entre las distintas instituciones responsables del manejo urbano y ambiental o
de implementarlas en el caso de que las soluciones ya estén planificadas, como
único medio de dar respuesta a las demandas sociales y habitaciones existentes
y de frenar el acelerado proceso de deterioro ambiental. En este sentido, el
Concejo recomienda medidas a corto plazo y medidas urgentes, entre las primeras
implementar alternativas concretas de solución a la emergencia habitacional en
forma coordinada entre la Municipalidad, DPOSS, DPE, IPV y la Autoridad
ambiental (entre otros); entre las urgentes, señala la necesidad de impedir
nuevas ocupaciones en las laderas, que sigan generando riesgos ambientales a la
población.
Otro informe que contiene los resultados de los estudios
realizados en la cuenca del arroyo Buena Esperanza (Mintegui, Robredo 2008)
señala que “en la actualidad y como norma general el manejo de los recursos
agua y bosque y el uso de la tierra se realiza en forma no vinculada,
prácticamente sin coordinación entre los responsables”, destacando que los
bosques representan un factor de protección fundamental ante el riesgo de
inundaciones y aludes, siendo la cubierta boscosa la mejor defensa ante la
erosión hídrica del suelo.
En este contexto, es imperativo identificar las condiciones que harían posible un desarrollo turístico sustentable socialmente.
Considerando la problemática socio-ambiental de la Provincia, no
basta con optimizar los servicios turísticos e implementar estrategias de
promoción que asegure1n el aumento de los arribos turísticos.
Calidad, competitividad y sustentabilidad, premisas
recurrentemente declamadas en el discurso turístico, deberían traducirse en el
contexto actual en las siguientes acciones:
·
Cuidado de los recursos que
conforman nuestro patrimonio comunitario y que constituyen los atractivos
turísticos del destino, particularmente
el paisaje urbano que viene sufriendo un alarmante deterioro;
·
Evaluar rigurosamente la capacidad
de carga del destino a fin de que los gastos para conservar el patrimonio
natural y cultural no desborden los ingresos;
·
Evaluar y definir las modalidades de
turismo compatibles con las características de los sistemas naturales, sus
condiciones y recursos;
·
Asegurar las condiciones que
alientan la elección del destino entre otros semejantes en la región, entre
ellas la seguridad;
·
Desarrollar políticas articuladas
entre las diferentes áreas de gestión pública y diseñadas a partir de los
aportes de las distintas instituciones vinculadas directamente o no a la
actividad;
·
Contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de la población a
través de una redistribución equitativa de los beneficios generados por el
turismo, moderando la concentración de los mismos en el sector de los
prestadores y orientando recursos a impedir
o revertir las situaciones de riesgo humano y ambiental.
Reconociendo que el turismo se ha configurado en los últimos años
como uno de los sectores más dinámicos de la economía provincial y por tanto en
uno de los catalizadores de los flujos migratorios hacia Tierra del Fuego, nos preguntamos: ¿De qué modo y en qué medida
el acelerado crecimiento del turismo ha gravitado en la actual problemática
socio-ambiental? Y, por otro lado, ¿En qué medida las acciones desarrolladas desde las áreas de
gestión del turismo han contribuido a aportar alternativas concretas para
generar soluciones articuladas entre el Estado, el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil?
En relación al segundo interrogante, podemos señalar que no se
detectó un solo plan, programa o proyecto que contemple, entre sus objetivos,
orientar una parte de este ingreso directo de exportaciones proveniente del
Turismo receptivo, a la satisfacción de las crecientes demandas sociales y a
contrarrestar los impactos negativos de las intervenciones en el espacio urbano.
Sólo el programa propuesto por la
Secretaría de Turismo Municipal delinea algunas acciones de
carácter coyuntural.
Consideramos que la opción por un desarrollo turístico sustentable
compromete la elaboración de indicadores que permitan medir, entre otros, la
evolución del bienestar social general y no sólo el crecimiento del sector; la
satisfacción de las necesidades de la población –que se traduce en el
mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad anfitriona y por tanto del
destino- y no sólo las necesidades de
los prestadores de servicios y los visitantes; la inclusión social en términos
distributivos de los beneficios económicos y no sólo de participación política.
La integración del
destino turístico Tierra del Fuego al mercado internacional abre, desde nuestra
visión, dos alternativas: una integración pasiva con excesiva
dependencia de los tour operadores que, como señala Muñoz de Escalona (2004),
no son sólo intermediarios sino también productores de turismo, o bien
desarrollar, desde los limitados márgenes de libertad e iniciativa disponibles,
estrategias de integración a partir de una oferta de turismo que sea
empresarialmente rentable, compatible con un uso responsable de los recursos y
que disminuya, o por lo menos no amplíe, las desigualdades sociales.
Y portando en nuestros equipajes más preguntas que respuestas, más
dudas que certezas... seguimos en marcha, turistas y vagabundos; los
semituristas-semivagabundos que somos la mayoría de los miembros de nuestra
sociedad de consumidores-viajeros... nuestras suertes están entrelazadas
hasta un grado que los intereses turísticos, mientras duren, no querrán
reconocer. (Bauman 1999)
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